Por Nicolás Marchiori
La conformación del bloque “Provincias Unidas” en el Congreso de la Nación constituye un hecho histórico que reivindica los valores del federalismo en la Argentina.
Cuando hablamos de la relación entre conflicto y política es menester recurrir inexorablemente a los pensadores de la corriente deliberativa.
El modelo deliberativo ilustrado, entre otros, por el alemán Jürgen Habermas considera que los conflictos políticos (entendidos como toda situación en la que dos o más grupos sociales se enfrentan) pueden resolverse a través de un diálogo argumentativo dirigido a hallar la solución correcta basada en razones. El supuesto fundamental de esta posición es que la mejor forma de resolver los conflictos políticos es a través de un procedimiento deliberativo que, por atenerse a ciertas exigencias formales, se hace acreedor de lo que se denomina “presunción de racionalidad”. Habermas sostiene que existe un núcleo de valores y principios políticos que parecen sustraerse a la discusión, y también la noción de que no podemos determinar racionalmente cuál es la mejor concepción del bien. Por eso opta por una noción procedimental del razonamiento práctico que se postula equidistante de los diferentes intereses y creencias enfrentadas.
No obstante, la “racionalidad procedimental” se ejercita de modos diversos, según los temas tratados. En la literatura especializada es usual distinguir dos «estilos» de deliberación, a los que corresponden otras tantas formas de solución de conflictos: los conflictos sobre valores (morales o éticos) suelen abordarse (al menos prima facie) mediante argumentaciones orientadas al logro de un consenso entre las partes, mientras que los conflictos de intereses se dirimen de ordinario en negociaciones que conducen a la formación de compromisos entre las partes.
Habermas analiza estos dos estilos de debate con algunos argumentos de Elster. Ambos autores identifican tres diferencias entre esos dos estilos de deliberación: 1) la capacidad de neutralización del poder social, 2) el tipo de argumentos que se aducen, y 3) la circunstancia de que los participantes compartan o no las razones que en cada caso conducen a la aceptación del acuerdo. Así, a diferencia de las argumentaciones, en las que se apela a la –a decir de Habermas- «coacción sin coacciones del mejor argumento”, en las negociaciones las relaciones de poder entre los participantes no quedan neutralizadas, sino que se hacen explícitas.
Estas diferencias de «estilo» deliberativo son formales, independientes de los contenidos debatidos en cada caso. Por ejemplo, en una deliberación en torno a valores, sólo cuando resulta imposible convencer al contrario, el «estilo» deliberativo puede desplazarse hacia la negociación. De igual forma, las deliberaciones sobre distribución de beneficios, bienes escasos o cuotas de poder adoptan paradigmáticamente el modo de negociaciones, pero en ciertas circunstancias pueden adoptar la forma de argumentaciones sobre valores.
En su icónica obra “Pensar rápido, pensar despacio”, el psicólogo y Premio Nobel de Economía nacido en Israel Daniel Kahneman sostiene que en el habla cotidiana decimos que una persona es razonable si es posible razonar con ella, si sus creencias concuerdan por lo general con la realidad y si sus preferencias están en consonancia con sus intereses y valores. La palabra “racional” suscita la idea de una gran deliberación, con más cálculo y menos pasión, pero, en el lenguaje común, una persona racional es en realidad una persona razonable.
La definición de racionalidad como coherencia es sumamente restrictiva; demanda observancia de las reglas de la lógica, algo que una mente finita no es capaz de implementar. La gente razonable no puede ser racional por definición, pero no es razón para tildarla de irracional. “Irracional” es una palabra fuerte que connota impulsividad, emocionalidad y tozuda resistencia al argumento razonable.
El pasado viernes 10 de diciembre se llevó a cabo, con presencia del Gobernador y Vice Gobernador de la Provincia y de la Presidente del Superior Tribunal de Justicia, la sesión extraordinaria en la legislatura provincial en la que juraron los diputados electos el 6 de junio y se designaron autoridades. En la misma, el Ing. Carlos Rovira fue ratificado como Presidente de la Cámara de Representantes. Al momento de proponer el candidato a presidir el Poder Legislativo, el ex-Gobernador y actual diputado provincial Hugo Passalacqua, luego de una vasta alocución en donde hizo un repaso por la historia reciente, manifestó que “el Ing. Rovira ha sido el motor de grandes cambios en Misiones. Por su generosidad, por tener un ojo en el presente y otro en el futuro y por la acción democrática de dar la palabra y acuerdos políticos con todos los sectores, es quien debe presidir la Legislatura”.
Desde el bloque del Frente de Todos, el ingresante Mansilla respaldó la postulación de Rovira como Presidente. En el mismo sentido también se manifestó el diputado Martín Sereno desde el bloque unipersonal “Techo, Tierra y Trabajo”.
A su turno, el Diputado radical Ariel Pianesi destacó que en los últimos tiempos se ha venido trabajando en acuerdos institucionales con el Frente Renovador de la Concordia. Y fue tajante al sostener que “el Pueblo decidió quien gobierna y quién es oposición y tenemos el deber de respetar ese mandato”, expresando seguidamente el acompañamiento con su voto a la propuesta de Passalacqua que postulaba a Rovira para la Presidencia. Por su parte, Ratier Berrondo en nombre del bloque del PRO también acompaño la propuesta de reelección del Conductor del Frente Renovador.
De esta forma, el Ing. Carlos Rovira fue reelecto por unanimidad para presidir la legislatura misionera.
La transformación legislativa
Luego de ser ratificado como Presidente de la Cámara de Representantes, el Ing. Carlos Rovira hizo uso de la palabra. Tras agradecer a sus pares, realizó un repaso de la historia legislativa reciente, recordando que en tiempos pasados el edificio que alberga al Poder Legislativo era antiguo y se encontraba en estado ruinoso. En aquellos tiempos, las bancadas opositoras no sólo se expresaban distinto, sino que también se ausentaban del recinto. No se sabía a que hora arrancaban las sesiones y mucho menos a que hora terminaban. Era una lucha de todos contra todos, luchas internas, luchas externas y una muy pobre gestión parlamentaria. Descripto este panorama de incertidumbre por el que pasó la historia de la legislatura misionera, expresó que “lejos de tomar revancha personal, nunca consideré los cargos políticos como personales, sino todo lo contrario, son cargas, son mochilas institucionales a las cuales hay que respetar conforme a los parámetros, leyes vigentes, Constitución”.
Seguidamente destacó que el proceso de transformación del Poder Legislativo empeñó todos sus esfuerzos, un trabajo que se tradujo en la realización de tareas en todos los órdenes, en lo material, pero lo más fundamental en lo central: que era reorientar este vital poder a las necesidades de la gente.
Rovira puso en valor el entendimiento democrático con la mayoría de las fuerzas que integran la Cámara de Representantes, al momento de manifestar “Mi gratitud a quienes acompañaron en esta nueva versión de la votación a las autoridades, no a mí, pero elegir y tener la virtud y el coraje de hacerlo, quienes lo hicieron y así entendieron, respetando la voluntad del pueblo de los misioneros, como aquí se ha dicho. Eso es sagrado, es fundamental para que se promueva y se respire el interés común como así ha sido. Así que mi gratitud a casi todos los bloques por esta delicada y muy fina apreciación, que es de republicanos, considerarlo así”.
El Presidente de la Cámara enfatizó que Misiones luce con un liderazgo indiscutido en la agenda legislativa, tanto de las provincias como de la Nación, ponderando que en 2021 se han sancionado 91 leyes de gran importancia y calidad, de las cuales el 30% tuvieron por objeto atender la crisis sanitaria actual generada por la pandemia del Covid-19.
En otro tramo de su alocución, Rovira destacó al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo, en donde han prevalecido sobre las miradas personalistas o las búsquedas de destiempo de nuevas pretensiones políticas que no votó la gente. Como así también la argumentación de confundir lo provincial con lo nacional. Dejando en claro que para él sigue teniendo la máxima valoración en la exactitud de los actos que jamás discutió, que vota y elige el pueblo misionero.
El Conductor de la Renovación hizo hincapié en que se han consagrado momentos electorales muy diferentes, primero en junio en lo que se refiere a la casa chica, a la sociedad misionera; y luego lo nacional, más recientemente ahora en noviembre. No es de la Renovación la confusión de tiempos y momentos, y menos discursos.
Hizo una fuerte crítica al desvío de dirigentes políticos que priorizan el mandato popular en encolumnarse o edificar ya a destiempo nuevas aspiraciones, que para eso el pueblo no los ha elegido. Posteriormente, con emoción resaltó que: “al ver la diversidad de personas, de personalidades, siento más que orgullo, siento un ánimo renovado de permitirme hablar con autoridad del orden primero de la casa más chiquita, que es la partidaria, que es el primer engranaje conductor de la institucionalidad que hoy vivimos. No pueden hablar de lo mismo otros espacios políticos, para eso hay que construir ladrillo a ladrillo todos los días. Previsibilidad, amplitud, pensamientos heterogéneos, personas heterogéneas deben ser respetadas, no manejadas desde afuera por capangas que han quedado en la historia. En algún momento, Misiones fue escrito por capangas y mensúes”.
También hubo un pasaje de su exposición en donde destacó que pese a la terrible crisis sanitaria mundial generada por el coronavirus, Misiones, lejos de quedar paralizada, ha demostrado ser una provincia y una sociedad dinámica, imposible de atajarla, y que tiene muy claro su designio. Agregó que Misiones es “líquida”, como también lo es la Cámara de Representantes porque sigue el designio del pueblo misionero. Lo que se traduce en acomodarse no a las pretensiones particulares, muy por el contrario, es acomodarse a lo que pretende el Pueblo.
Refundar el federalismo
La creación del bloque “Provincias Unidas” que reúne a diputados de las provincias de Misiones, Rio Negro y Neuquén marca un nuevo camino para el federalismo olvidado que busca una reparación histórica por parte del poder central que se viene sucediendo en la Nación. Con los diputados misioneros Diego Sartori y Carlos Fernández, los rionegrinos Luis Di Giácomo y Agustín Domingo, y el neuquino Rolando Figueroa, este espacio federal se transforma en la cuarta fuerza política en la Cámara de Diputados de la Nación lo que la ubica en el papel de árbitro en un parlamento en donde la búsqueda de consensos será fundamental para avanzar en materia legislativa.
El común denominador de este nuevo espacio de fuerzas provincialistas se centra en la búsqueda por disminuir las asimetrías y un reparto equitativo de los recursos que administra el gobierno de Alberto Fernández y que se concentran principalmente en Buenos Aires.
El legislador rionegrino Luis Di Giácomo, que presidirá el bloque, expresó que la idea es tratar de lograr la mayor cantidad de consensos posibles desde un punto de vista federal.
De esta forma, la Renovación cumple con una de las promesas que había expresado su conductor semanas previas a las Elecciones Generales del 14 de noviembre. En ese sentido, puede observar que se está gestando algo nuevo, una alternativa real que busca terminar con la grieta entre kirchneristas y macristas que atrasa y divide a la Argentina.
La ceguera por el poder
A contra mano de las muestras de madurez democrática y respeto al soberano que es quien determina quienes son mayoría y quienes minoría, en el plano nacional el recambio legislativo dejó al descubierto la feroz puja por el poder ya no entre 2 espacios divididos por la grieta sino también internamente. Una insólita ruptura en la Unión Cívica Radical derivó en la conformación de dos bloques en la Cámara Baja. Por un lado, el cordobés Mario Negri, que ya transita su quinto mandato como legislador nacional con fuertes críticas a su liderazgo, y por el otro, Evolución Radical autodefinido como el “radicalismo renovador” que se referencia con el Senador Martín Losteau y que en la Cámara de Diputados responden al porteño Emiliano Yacobitti. Este espacio disidente proclamó como presidente de la bancada al cordobés Rodrigo De Loredo y lo integran 12 legisladores.
El misionero Arjol integra el bloque de los 33 diputados que se encuentran a las órdenes del cuestionado legislador vitalicio Negri.
El conflicto escaló a lo largo de los días subsiguientes al punto tal de que al día de hoy son cada vez más insalvables las diferencias internas suscitadas en el seno de la Unión Cívica Radical, que no logra hallar un liderazgo capaz de aglutinar a todos los correligionarios bajo un mismo paraguas.
De esta forma, las disputas por espacios de poder vuelven a estar por encima del verdadero designio de los diputados que es el de llevar y defender la voz del Pueblo, que es quien lo pone en dicho lugar.
El autor es Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Posgrado de Especialización en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político – CAEP (Colombia).