Por Gervasio Malagrida
En un hotel muy chic de avenida Córdoba, el errático rumbo del capítulo argentino contra el cambio climático intentó lucir sus mejores galas, su sueño verde.
Entre protocolos de seguridad, saquitos de diseño, visitas extranjeras y el centralismo curepa en su máxima expresión, la COP2 sobre el acuerdo de Escazú (si, si existe eso), pasó con más penas que glorias, completita de firmas, apretones de mano y palabras y más palabras, de esas que se las lleva el viento.
Ese mismo día, acá en Misiones, la lucha real contra el colapso ambiental dio un vuelco sin precedentes en la historia: La primera fábrica de biofertilizantes de Argentina y de la región estaba siendo puesta en marcha.
“Es hora de que la industria agrícola moderna cambie su enfoque. Debemos buscar alternativas sostenibles a los agrotóxicos y centrarnos en prácticas agrícolas responsables y respetuosas con el medio ambiente. Debemos apoyar a los agricultores que utilizan métodos de agricultura regenerativa, como la agricultura orgánica y la biofertilizantes”, reclamaba Hunter S. Thompson desde la revista Rolling Stone en 1981.
Lo que pedía hace 4 décadas el famoso periodista (Johnny Deep hace de él en “Pánico y Locura en Las Vegas”) no es otra cosa que el paso clave que estamos dando en Misiones hoy. Un salto cuántico hacia el fin de una época en la agricultura. El fin de la era del veneno.
La degradación del suelo por el uso de estos venenos agrotóxicos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, contribuye al cambio climático. A su vez, el cambio climático agrava la degradación del suelo al aumentar la erosión y reducir la disponibilidad de agua. Un círculo mortífero para el planeta.
En un esfuerzo sin precedentes en la historia de América Latina, el Gobierno de Misiones y la empresa Agro Sustentable ponen a disposición de los miles de productores misioneros y de la región sudamericana, no solo esta batería de armas para el desarrollo sostenible de las chacras y los campos, sino también el know how para un uso exitoso, responsable, con más rinde y a riesgo cero para la vida.
History Channel
No es la primera vez que Misiones se involucra en el desarrollo científico agrícola. La primera vez fue hace 121 años, cuando el científico francés Paul “Pablo” Allain logró germinar por primera vez una planta de Ilex Paraguaiensis (hasta ahí los yerbales eran silvestres) dando inicio al cultivo y posterior industrialización de la Yerba Mate.
Hoy, esas mismas plantaciones que jamás hubiesen existido si no fuera por el empuje y la visión de los misioneros, serán fertilizadas a vuelo de drone y con IA mediante.
Con el esfuerzo de los misioneros
Como recalcó en varias respuestas a la prensa Carlos Rovira, estos logros se hacen con recursos propios y con la urgencia que requiere ya no el cuidado del ambiente sino la emergencia climática.
La agrosustentabilidad no es solo una palabra de moda, es una necesidad. Dejar de depender de los agrotóxicos y centrarnos en la producción de alimentos saludables y sostenibles es vital para los misioneros y para el planeta.
Pero no hagas tanto ruido Carlés, sobre todo porque hoy amaneció siendo el “Dia de la Tierra” y en el virreinato todavía no se despertaron de su sueño sustentable.