Por Aníbal Blasco – Licenciado en Comercialización
Según el último Informe Económico de IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), el de enero fue el mayor recorte real interanual del gasto público de los últimos 30 años, con ingresos iguales a los de 2023. Del análisis de la ejecución presupuestaria sobre el valor anual del resultado primario del sector público nacional no financiero (SPNF) del mes de enero de 2024 surge que los ingresos totales tuvieron una variación interanual real de 0,7%. Esto en función de que los ingresos tributarios crecieron un 0,8% y los ingresos no tributarios cayeron levemente en términos reales.
Por el lado del gasto primario, se registró un descenso del 39,4% interanual real. Cabe destacar que esta variación real del gasto primario resultó ser la mayor variación interanual real de los últimos 30 años.
Como resultado, el déficit primario se transformó en un superávit primario de $2.010.000 millones. El gasto en intereses aumentó 26% en términos reales respecto al mismo mes del año pasado. El déficit fiscal se convirtió en un superávit fiscal de $518.400 millones. Todo el cambio del resultado fiscal fue explicado por una reducción real del gasto.
Desde el punto de vista del aporte al monto total ahorrado de $2,7 billones, los gastos que más se redujeron y más aportaron fueron jubilaciones y pensiones contributivas (-$885.074), subsidios a la energía (-$366.451), inversión real directa (-$321.474) y transferencias totales a provincias (-$310.781). Entre los cuatro aportaron casi $1.883.000 millones a moneda de enero 2024, es decir el 70% del total ahorrado.
El duro ajuste de enero dejó un superávit de apenas medio punto del producto bruto interno (PBI), y para poner en perspectiva el descalabro que se viene transitando podemos mencionar lo sucedido durante las últimas horas; con demandas de las provincias contra el Gobierno Nacional, como la de Misiones exigiendo al Gobierno Nacional lo adeudado por el FONID y otros programas docentes tras presentar la demanda formal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al igual que demás gobernadores que han seguido las mismas vías hasta este viernes, donde la tensión escaló aún más con el Gobernador de Chubut, con el respaldo de sus pares a lo largo del país resuelve a los efectos de no recibir los fondos exigidos por Ley suspender el suministro de barriles de petróleo y gas.
Las denuncias, amenazas y medidas que se vienen tomando responden a que el plan expuesto por el Presidente Javier Milei y su ministro Luis “Toto” Caputo, es alcanzar a fin de 2024 un Superávit Fiscal y Primario de 5,9% del PBI, y como se puede apreciar en el informe presentado por IARAF, este ajuste de enero solo ha logrado alcanzarlo en 0,5% del PBI,es decir, para alcanzar esa meta que ni el FMI la había propuesto (un superávit de 5.9%) aún faltan 5,4 puntos porcentuales por seguir ajustando. Aquí radica el alza de los gobernadores de todas las provincias (incluido Jorge Macri en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que también adhirió en un comunicado al respaldo de Ignacio Torres de Chubut) porque exigen que el resto del ajuste continúe a cargo de las provincias, es decir profundizar más el sufrimiento de cada argentino a lo largo de todo el territorio nacional. Si a solo 70 días de gobierno han empobrecido a la población deliberadamente, en otras palabras, a propósito ¿Cómo se espera que esta situación sea tolerada?, la respuesta se encuentra en lo que dice el propio presidente: “con todo lo que hice mi imagen sigue igual”, de allí que se han hecho hipótesis sobre el “algoritmo de Yrigoyen” del que se nutre en redes el presidente y que llama la atención de su entorno.
La construcción del autosufrimiento
Dentro de los ejes comunicacionales para tener éxito o que esta trasferencia de ingresos descomunal de la gente “común” hacia poderes concentrados, léase compañías de electricidad, gas, agua, telecomunicaciones, entidades financieras, petroleras, y formadores de precios de alimentos, sea avalada, o al menos soportada, el ejército de trolls en redes sociales que generan mundillos de opinión, más los canales centrales de comunicación haciendo lo propio y blindando las actitudes más atroces vistas entre amenazas, provocaciones, insultos y desquicios (que convengamos si hubiera pasado en anteriores gobiernos estos panelistas serían los primeros en estar protestando frente a Casa Rosada por todos los limites sobrepasados, y que deberían marcarse con preocupación, pero al parecer ahora esa muestra de inestabilidad en un presidente parece normal) trabajan como voces amplificadoras del concepto argentinos de “bien”, por ende todos los demás argentinos “del mal”, al parecer todos los que osan protestar o reclamar por derechos cercenados, lograron imponer que lo que se está atravesando en la economía real –domestica- era necesario.
La idea que hay que sufrir, pero la gente, porque ellos desde el gobierno no padecen esa realidad, con el argumento de que antes era una fiesta o un derroche contrasta con todo lo que se decía algunos pocos meses atrás antes de las elecciones; que no se podía vivir, que la inflación de 8 – 10% mensual no podía ser (sobre una mala gestión de Alberto Fernández) hoy en ejercicio del gobierno nos dicen y festejan que es un buen número el 25%, 20% y 15% de inflación entre diciembre y febrero. Y que para que estos números se enfríen y el mercado encuentre su equilibro la gente común debe dejar de consumir, debe elegir que puede y que no puede comprar al tiempo de haber liberado toda regulación comercial dejando que empresas oligopólicas o de mercados cautivos aumenten discrecionalmente sus precios en ausencia de todo control para luego ir acomodando ese nuevo nivel de precios, por ejemplo, las noticias triunfantes que vemos con el combustible de aumentos del 100% para luego bajarlos un 2%, lo mismo se aplica con la carne u otros alimentos, fuertes aumentos de más de 50% para luego bajar unos pocos pesos la oferta, producto de las bajas ventas.
Lo cual lleva a la pregunta de ¿Cómo hemos sido convencidos de que esta atrocidad es necesaria? Esta frase copiada de Margaret Thatcher “no hay alternativa” (There is no alternative) por Javier Milei golpea de frente y contundentemente con los resultados de Lula en Brasil, recientemente se conoció que el “Impuesto a los superricos de Brasil genera la mejor recaudación de la historia en enero”. Como mismo eje que propone el Gobierno Argentino una y otra vez, Brasil en búsqueda del déficit cero ha tomado su decisión estratégica para lograrlo de manera totalmente opuesta a lo planteado aquí. No solo el impuesto a las grandes fortunas acompañó ese desempeño sino el foco en mejorar la recaudación vía actividad económica en crecimiento. En argentina actualmente existe un castigo y desaliento a la producción y generación de valor agregado con la implementación de impuestos a las exportaciones industriales y manufacturados, primarizando una vez más la economía, al parecer para este gobierno es mejor venderle cuero a los ingleses para que nos vendan los zapatos hechos y vender granos al resto del mundo. La verdadera ausencia de políticas públicas nacionales que empiezan a asomar seguirá siendo tapada por esta industria del escándalo, la del hiper-estres, ansiedad, y desconcierto; la de dividir a todos para que cada uno vaya por lo suyo es una de las claves para continuar este camino de ajuste y remate de recursos; la semana terminó con Antony Blinken Secretario de Estado de los Estados Unidos en el balcón de la Casa Rosada de la República Argentina mirando la ciudad (nunca hubieran pensado que les sería tan fácil), no justifiquemos el sufrimiento propio, que los que “la ven” estaban en ese balcón.