Por Nicolás Marchiori
Los últimos nombramientos en el gabinete provincial demuestran el lugar de relevancia que ocupa la mujer en el proyecto misionerista, asumiendo lugares importantes de gestión.
El derecho a ser parte de la vida pública de las comunidades es un pilar fundamental en la construcción de democracias y sociedades más igualitarias.
A fines de la década de 1960 surge en los Estados Unidos un lema que define al movimiento feminista llamado “de la Segunda Ola” y resume, al mismo tiempo, buena parte de la agenda de las décadas subsiguientes: lo personal es político. Las mujeres que participaban en los grupos de izquierda comenzaron a cuestionar sus tareas dentro de las organizaciones, así como también la falta de posibilidad de decisión en los otros asuntos más “públicos” (o abiertamente “políticos”). En este contexto, resultaba una contradicción el hecho que los varones de izquierda lucharan por la igualdad y la liberación de grupos oprimidos, mientras reproducían las mismas prácticas que criticaban dentro de sus propios grupos, con sus compañeras militantes, y dentro de sus familias.
Luego de los cuestionamientos iniciales, las mujeres comenzaron a reivindicar sus preocupaciones y reclamos como profundamente “políticos”.
El enunciado “lo personal es político” tuvo distintas interpretaciones; por un lado, algunas feministas sostuvieron que se debía eliminar cualquier tipo de diferencia entre las esferas pública y privada. Ambas eran sinónimo de poder masculino y de dominación. Particularmente, las feministas radicales entendieron el planteo en forma total, como una forma de construir identidad. Desde otras corrientes feministas, no obstante, la consigna fue interpretada de forma más relativa, en el sentido de la necesidad de diálogo entre ambas esferas.
Las sociedades capitalistas occidentales se erigieron sobre el liberalismo político basado en la separación de las esferas y la división sexual del trabajo en cada una. La democracia en estas sociedades estuvo de alguna manera construida sobre la exclusión de las mujeres de “lo público”, por lo que pensar de otra manera aquella distinción, es también re-pensar la democracia. Ahora bien, no se trata simplemente de ampliar la democracia en el espacio público para que incluya verdaderamente a todo el “demos” (mujeres incluidas). Se trata también de democratizar el espacio privado, de hacerlo permeable a las características que la definen: diálogo, consenso, disenso, participación de todos los protagonistas (tanto hombres como mujeres) en la toma de decisiones, escucha de todas las voces y la posibilidad de cambio de opinión.
La “humanidad”, “lo humano”, nació de espaldas a las mujeres, pese a los esfuerzos de algunas mujeres y varones excepcionales. Cuando luego de la Segunda Guerra Mundial comienza a construirse el concepto de Derechos Humanos como hoy lo conocemos y nace el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), el silenciamiento y exclusión de las voces y experiencias de las mujeres fue más sutil, pero igual de efectiva. Las ideas estructurantes eran iguales, de hecho el artículo 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 expresamente dice “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. El problema es que esta pretendida ‘universalidad’ esconde una particularidad que sigue excluyendo a las mujeres. Simone de Beauvoir ya lo denunciaba en 1949: “el universal, es universal masculino”; es decir, el ‘universal’ toma a la parte (el varón) como el todo (la humanidad).
En la provincia de Misiones, la paridad de género se convirtió en ley en el año 2018. De esta forma, ser garantiza la participación de la mujer misionera en igual proporción que los hombres.
En aquella oportunidad, el Presidente de la Cámara de Representantes de Misiones Ing. Carlos Rovira, quien fue uno de los autores de la Ley de Paridad de Género, expresó: “En nuestro espacio siempre hemos sido más generosos con las mujeres, hay un convencimiento tácito de la participación de la mujer, es un hecho epistemológico muy profundo, como concepto de la Gestalt, donde la suma de las partes es más que el todo. Más que una suma de derechos, está la responsabilidad, y hay un campo enorme para todos, porque más que una suma de derechos está la responsabilidad, y para ser más eficaces a nuestra sociedad no hay que verlo como un derecho ganado, sino como una responsabilidad ganada, que va a ser mucho más importante”. Y agregó a su exposición que “se está generando un proceso disruptivo en la política, el resultado va a ser muy interesante, un proceso más intenso, el límite es el grado de participación, convencimiento y emergencia de una nueva camada de mujeres, que junto a las que ya están van a ir tallando otra sociedad distinta, que va a tener la mayor aportación, que va a ser humanística. Eso va a tallar una nueva sociedad, un mejor razonamiento apoyado en la ciencia para distinguir lo cierto, que va a constituir un verdadero paradigma de mayor permanencia”.
Cuatro años más tarde, la realidad demuestra que en el Proyecto Misionerista la mujer ha logrado importantes espacios en la gestión destinada a solucionar los problemas del pueblo misionero.
Existen sobrados ejemplos que dan cuenta de ello. En la asamblea del 16 de diciembre de 2021, la empresa de Energía de Misiones erigió por primera vez en su historia a una mujer con el cargo de Presidente. La abogada Virginia Kluka, quien ya venía cumpliendo diversas funciones como Síndica y Gerente General de Desarrollo y Coordinación asumió la presidencia de la empresa.
El primer mes de este año 2022, trajo nuevas noticias en materia de recambio de autoridades. Luego de las renuncias presentadas por las titulares de Desarrollo Social, Acción Cooperativa y Derechos Humanos, trascendió que la diputada provincial mandato cumplido Liliana Rodríguez asumirá como Ministra de Acción Cooperativa, mientras que Karina Aguirre se convertirá en la nueva Ministra de Derechos Humanos.
Asimismo, se confirmó que la ex candidata a diputada nacional por el Frente Renovador de la Concordia y actual Subsecretaria de Planificación Pública, Carmen Mendez Ason será la nueva vice presidente del Instituto de Previsión Social. Trabajó en el Senasa, donde demostró carácter, compromiso y dedicación para con los misioneros.
Mendez Ason enfoca su agenda en la gestión, lo social y la soberanía alimentaria en base al sector productivo de Misiones.
Por su parte, la Ingeniera Agrónoma Luciana Imbrogno, Magíster en Biotecnología Vegetal, asumió recientemente como Viceministra del Ministerio del Agro y la Producción. Anteriormente se desempeñó como Subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal del mencionado Ministerio.
La funcionaria ya encabezó las Direcciones Generales de yerba mate y té; frutihorticultura, cultivos anuales e intensivos y equipo técnico territorial. Asimismo, elaboró y coordinó la ejecución de los planes estratégicos y operativos para actividad y microcuenca.
La Ingeniera Imbrogno también se ha desempeñado en la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Además, trabajó en empresas como Forestal Bosques del Plata, YARA Argentina, Biofábrica Misiones, Danzer Forestación.
En los hechos queda demostrado la reivindicación de la mujer dentro del Frente Renovador de la Concordia, más allá de la obligatoriedad de una ley que exige la paridad de género en la conformación de listas para cargos electivos. De esta forma, el Proyecto Misionerista pone a trabajar a los mejores hombres y mujeres de la provincia para continuar con el proceso de transformación que ubica al misionero como centro de todo para llevar adelante la gestión.
El autor es Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Posgrado de Especialización en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político – CAEP (Colombia).