Por Karen Fiege – Subsecretaria de Cambio Climático
Las celebraciones de fin de año, en medio de una pandemia inédita en la historia contemporánea de la humanidad, son un momento propicio para impulsar una nueva forma de consumir, que sea beneficiosa para la sociedad y el ambiente.
El consumo global no da para más; la contaminación, la cantidad de basura que generamos, las desigualdades y sus consecuencias en la salud nos están llevando al caos. Por eso, en estas fiestas quiero invitarte a comprar los regalos pensando. Consintiendo cada decisión y resignificando el encuentro con el otro en un año tan duro y atípico.
El consumo consciente es una herramienta que podemos aplicar para vivir de forma más sostenible, colaborando para tener una sociedad más justa y respetando al ambiente. Convertirse en consumidores conscientes nos demanda un cambio de hábitos, no es tarea fácil. Sin embargo, es un proceso que se puede realizar paulatinamente y sin sobreexigirnos.
Cada día podemos tomar decisiones de consumo, y esta es una oportunidad para acercarnos a las ferias francas, a las expo de emprendedoras o visitar las páginas webs que nos ofrecen este tipo de productos, como por ejemplo: https://emprendedoresmisiones.com.ar o https://www.e-mis.com.ar. Si compramos teniendo en cuenta las características del producto que adquirimos, podemos favorecer iniciativas como las de comercio justo o empresas de inserción social y así reduciremos el impacto ambiental de nuestros consumos.
Los invito a decidir con responsabilidad social y ambiental; eligiendo la opción que nos da más garantías de causar menos impacto en el ambiente y más impacto positivo en el ámbito social y en nuestra salud. Esto último nos ayuda a sostener en el tiempo las elecciones más amigables con nuestro entorno.
Para estas fiestas pensemos dos veces antes de comprar un regalo y veamos más allá del producto que estamos eligiendo, consideremos aspectos relevantes como el hecho de conocer la procedencia de lo que estamos adquiriendo: ¿Cómo se produjo? ¿Qué impacto generó? ¿Adónde va después de consumirse su vida útil?
Un consumidor consciente es aquel que cuando compra está eligiendo el mundo en el que quiere vivir. Y en un año sumamente complejo como el que estamos por finalizar, debemos seguir con los cuidados que nos permitieron llegar hasta este punto y poder disfrutar de los afectos que tanta falta nos hicieron durante estos meses. Las reuniones por Zoom, los saludos con el codo y la distancia social nos demostraron, por si hiciera falta, lo que significan los vínculos sociales en nuestra vida cotidiana. Ellos son los destinatarios de los regalos que contienen todos nuestros sentimientos.
Porque un regalo debe ser más que eso. Debe reflejar la intención, y este plus lo convierte en un triple regalo; le regalamos algo a una persona especial, nos estamos regalando la satisfacción de impulsar un propósito beneficioso y a su vez, le regalamos amor y protección a nuestro planeta.