Por Nicolás Marchiori
Los referentes de las dos principales fuerzas políticas del país acentúan cada vez más su desconexión con la sociedad. Inmersos en los laberintos del poder y preocupados por la puja permanente de espacios, a pocos meses del inicio de un año electoral, no tienen nada para ofrecer a una sociedad que transita el camino del hartazgo y la apatía.
Según palabras de Hannah Arendt, el poder no lo posee nadie en realidad, surge entre los hombres cuando actúan juntos y desaparece cuando se dispersan otra vez. Por consiguiente, actuar en común es actuar estratégico, es decir, orientado al éxito. Esto vuelve necesarias la organización y la estrategia. Únicamente por medio de una organización efectiva, de una buena estrategia, un grupo numéricamente menor puede ser más poderoso que un grupo mayor.
A decir de Arendt, “poder es lo que nunca sale de los cañones de los fusiles”. Con la angostura del cañón de un fusil no se corresponde ningún espacio. Por el contrario, la legitimación a cargo de otros crea espacio y genera poder. La filósofa alemana pone el poder en función de la convivencia en cuanto tal: surge siempre que los hombres se juntan y operan en común.
El heredero de la Escuela de Frankfurt, Byung-Chul Han, sostiene que el poder es la luz que hace perceptible aquel espacio político donde se produce el actuar y el hablar en convivencia.
Sentirse irrelevante
Como viene sucediendo todas las semanas, nuevos dirigentes de la alianza de Juntos por el Cambio pisaron por suelo misionero. Esta vez fue el turno del economista Alfonso Prat Gay y el empoderado gobernador jujeño Gerardo Morales, quienes al igual que lo sucedido con la visita del alcalde porteño Rodríguez Larreta, pasaron totalmente desapercibidos producto de una tibia recepción de los misioneros. Claro está que el espacio que gobernó el país entre 2015 y 2019 ya no genera expectativas en la gente. Gran parte la población los considera más de lo mismo a la hora de compararlos con el Frente de Todos. Es que ambos espacios siguen jugando a la política enfrascados en discusiones alejadas de los problemas reales de la sociedad. La mayoría de las encuestas nacionales son claras y coincidentes sobre los temas que preocupan a la gente: inflación, economía, salarios, seguridad, dólar. Ni desde el Frente de Todos ni desde Juntos por el Cambio se habla de eso. Ambos espacios tienen agendas paralelas, diametralmente opuestas a las necesidades de la ciudadanía. Con el gobierno del Frente de Todos concentrado en aguantar la crisis económica y política, y con la alianza cambiemita que presenta planes pero que no terminan de decir cómo los van a implementar, se reduce todo a eslóganes. Lo cierto es que ni el oficialismo ni la oposición dan pistas de cómo va a seguir la cosa. Preocupante.
La dirigencia nacional debería estar trabajando para solucionar los problemas reales del país, esos que le interesan al ciudadano de a pie. Y para solucionar el principal problema de fondo: no es la economía, sino la política. Porque ese es el cimiento de todos los males.
La Argentina está bloqueada por las internas del oficialismo y por la oposición de Juntos por el Cambio que ganó las elecciones de medio término en 2021. Siguiendo el curso de los acontecimientos, probablemente el próximo gobierno sea igual porque la dirigencia de los dos principales espacios políticos del país se ha mostrado incapaz de avanzar sobre acuerdos mínimos que permitan a la Argentina transformarse en un país viable y previsible.
Interna interminable
En el mundo paralelo que vive la dirigencia cambiemita, fue noticia la reunión organizada por el PRO el martes pasado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ¿Dónde sino? El principal objetivo del cónclave fue poner paños fríos a la feroz interna del partido de origen porteño y para cerrar filas contra el radicalismo pensando en imponerse en las PASO, lo que les permitiría poner el candidato a presidente de la alianza opositora. La irrupción de Mauricio Macri, con claras aspiraciones a un nuevo mandato que le permita llevar adelante el famoso “segundo tiempo”, acelera el quiebre de ese espacio. Luego de la reunión, Rodríguez Larreta dejó una declaración que aporta más dudas que certezas: “ni la semana pasada fue ruptura ni ésta la unificación”. Claramente, al alcalde porteño no se le cruzar por la cabeza bajar su pre candidatura a la máxima magistratura.
Por el lado de la trinchera del radicalismo, en su paso por Misiones, el jujeño Morales aprovechó para tirar con munición gruesa al ex presidente Macri expresando una vez más que “no tuvo plan de gobierno en los cuatro años de gestión”. Una clara muestra de que piensa enfrentarlo sin ningún tipo de temor para disputarle el liderazgo del espacio. Asimismo, hizo notar una diferencia central que los aleja, al sostener que no está de acuerdo con privatizar la empresa estatal Aerolíneas Argentinas. Cabe destacar que en ningún momento de su exposición ante un puñado de dirigentes y la prensa misionera, Morales detalló como se ejecutarían las acciones políticas en una eventual vuelta de la alianza opositora al gobierno, solamente desplegó una serie de títulos con temas de la agenda nacional.
La crisis de JxC y el fortalecimiento de la Renovación
En la provincia, la dirigencia de JxC no escapa al escenario turbulento que atraviesan a nivel nacional. El radicalismo, debilitado por el liderazgo anémico de Arjol, ve con impotencia como el PRO los sigue denostando y se abroquela con el objetivo de hacerse del armado político de la alianza con miras al próximo año.
Puertas adentro del radicalismo misionero, no logran digerir la sangría permanente de jóvenes dirigentes que huyen decepcionados por el manoseo de su partido. Lejos de reconocer esta señal de alarma, la dirigencia tradicional y conservadora del centenario partido, a través de algunos referentes, salió en las redes sociales con los tapones de punta a cruzar a los militantes que los abandonaron. Es que lejos de la autocrítica, sólo les interesa mantener sus privilegios en desmedro de un partido abierto y con oportunidades reales de participación para las nuevas generaciones.
Lo cierto es que este catastrófico escenario del radicalismo misionero, marcado por un masivo éxodo de dirigentes juveniles, es capitalizado por el Frente Renovador de la Concordia, al que lo ven como un espacio político que les abre sus puertas, y le brinda espacios y oportunidades para desarrollarse e insertarse en la política para cambiar la realidad.
En este sentido, la Renovación misionera experimenta proceso revitalizante con la incorporación de jóvenes no sólo radicales, sino también peronistas e independientes de los más variados sectores de la sociedad. Tal es así que se ha vuelto habitual ver caras nuevas provenientes de ámbitos profesionales, deportivos, empresariales y de organizaciones civiles.
El crecimiento exponencial de la provincia y la orientación de políticas públicas a los sectores juveniles, es el gran atractivo que luce el gobierno provincial a la hora de sumar nuevas adhesiones. Además de la diferenciación respecto de los dos grandes frentes nacionales que transitan un camino turbulento marcado por la crisis desencadenada por la puja desmedida por espacios de poder, algo que espanta claramente quienes buscan dar sus primeros pasos en la política aportando ideas productivas.
Twitter: @NicoMarchioriOK
El autor es Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Posgrado de Especialización en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político – CAEP (Colombia).