Así lo afirma Laura Giménez, psicopedagoga y directora de promoción de la equidad en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Misiones. El evento reunió a empresas, familias y grupos estudiantiles para debatir sobre las buenas prácticas y las áreas de mejora para la creación de espacios inclusivos.
El programa “Incluyendo Neurodivergencias” es una iniciativa que surgió de la necesidad de atender a las personas neurodivergentes, inicialmente a padres de personas con autismo, y luego se amplió para incluir a todas las personas hipervulnerables. Este programa antecede a otros programas llevados a cabo por el Ministerio de Acción Cooperativa, como “La hora azul”.
El programa tiene como objetivo principal, dice la Lic. Giménez, atender las necesidades de las personas que procesan la información de manera diferente, no como lo “esperado” o “típico”. Busca reducir los estímulos que puedan causar una sobrecarga sensorial para que estas personas puedan realizar actividades cotidianas como ir de compras, actividades de ocio o viajar.
Una de las acciones destacadas del programa es “La hora azul”, que está implementada en comercios y espacios, y también se ha ampliado a fiestas provinciales con una “hora amigable”. Esta iniciativa consiste en reducir los estímulos para evitar la sobrecarga sensorial.
El programa “incluyendo neurodivergencias” lleva 4 años en funcionamiento y ha realizado acciones inclusivas en turismo. Se trabaja con diferentes sectores de la sociedad, incluyendo comercios (como California, Hiper Libertad, Duomo, etc.), familias que movilizaron la iniciativa, y grupos de centros de estudiantes que impulsan acciones inclusivas.
También se enfoca en la visibilización de las neurodivergencias, explicando qué significan y qué apoyos necesitan estas personas. Se ha demostrado que a menudo se requieren pequeños ajustes, no necesariamente grandes inversiones en infraestructura. Ejemplos de estos ajustes incluyen cambiar los aplausos por un aplauso más silencioso o dividir jornadas extensas con actividades.
Además de “la hora azul”, el programa implementa el “espacio de la calma” en los lugares que visita, que es un área con menor carga sensorial (auditiva, visual, olfativa). También se entrega un “botiquín de la calma” con elementos de autorregulación, como pelotas antiestrés.
El programa promueve la empatía y la escucha de las necesidades individuales, ya que no existen protocolos rígidos debido a la amplitud de perfiles dentro de las neurodivergencias. En su lugar, se proponen guías de orientación y un “recursero” para saber a quién pedir ayuda.
El objetivo final es pasar de la inclusión a la convivencia, conociendo las demandas y necesidades de las personas neurodivergentes, involucrándose y preguntando qué necesitan. Se busca que la sociedad entienda cómo es la convivencia con estas personas, generando apoyos como recursos de accesibilidad cognitiva (por ejemplo, apoyos visuales o pictogramas) que benefician no solo a personas neurodivergentes o con discapacidad intelectual, sino también a turistas o personas que no entienden el idioma.
El programa se enmarca en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad y es parte de la agenda de trabajo de diversos organismos.
La iniciativa “hora azul” busca apoyar a las personas neurodivergentes reduciendo los estímulos que puedan causar una sobrecarga sensorial. Esto permite que las personas neurodivergentes puedan llevar a cabo actividades cotidianas como ir de compras, realizar actividades de ocio o viajar.
Esta acción está implementada en comercios y espacios, y también se ha ampliado a fiestas provinciales con una “hora amigable”, que tiene como objetivo atender a esta población.






























































