La psicóloga Emilse Lunge advierte sobre lo crucial que puede resultar la intervención luego de una ruptura amorosa, además aboga por un mayo número de evaluaciones de salud mental para las fuerzas de seguridad.
La Licenciada Emilse Lunge aborda una problemática muy actual en nuestra sociedad: la violencia (en algunos casos hasta femicidios) luego de una ruptura amorosa: ha sucedido en dos tragedias recientes, el choque en Campo Viera y el femicidio de un oficial de Policía a su pareja -también parte de la Fuerza- en Comandante Andresito.
La conversación con la profesional versó sobre diversos tópicos: la importancia de la intervención posterior a la ruptura y de abordar las respuestas emocionales ante este tipo de rupturas, la exigencia de un mayor número de evaluaciones de salud mental para las fuerzas de seguridad y analiza el concepto de “responsabilidad afectiva” y cómo reconocer las señales de angustia en los demás. Finalmente, se destacó el impacto de las redes sociales y el “efecto dominó” del suicidio, haciendo hincapié en la comunicación responsable.
La prevención se enfoca en atender los hechos antes de que ocurran, intentando evitar que sucedan. La posvención, en cambio, se refiere a la atención que se brinda después de que los hechos violentos ya han ocurrido.
Las rupturas de pareja son un denominador común en casos de violencia. Se menciona que cada persona maneja las rupturas de manera diferente, y que la falta de manejo de la frustración o la intolerancia ante los tiempos de un proceso emocional pueden llevar a hechos aberrantes. La inmediatez de la sociedad actual, donde todo se quiere resolver “ya”, contribuye a esta intolerancia.
Además, se destaca la importancia de la salud mental en estos casos, ya que una ruptura de pareja implica la pérdida de un espacio importante en la vida de una persona, que requiere un duelo necesario para reconstruirse. La falta de poner límites en la pareja y la ausencia de ayuda profesional también son factores que pueden agravar los conflictos y derivar en violencia.
La “cultura de la inmediatez” en la sociedad actual, donde “todo es para ya” o incluso “para ayer”, tiene implicaciones significativas en la regulación emocional y la tolerancia a la frustración. Esta cultura genera una intolerancia a no soportar los tiempos necesarios para los procesos emocionales y psicológicos.
Esta falta de tolerancia se manifiesta en la incapacidad de soportar la frustración, por ejemplo, ante una ruptura de pareja, un engaño o cualquier otra situación adversa. La intolerancia a estos tiempos y a la frustración es lo que puede provocar hechos “aberrantes”.
Asimismo, se menciona que los más jóvenes, y también los adultos, están experimentando dificultades en el manejo de la frustración, lo que puede llevar a acciones de las que luego se arrepienten, generando salidas que no deberían tomarse.


































































