La ginecóloga Mayra Estigarribia analiza el impacto de estos métodos hormonales, dado que son los más utilizados, que pueden suprimir las fluctuaciones hormonales naturales, lo que conlleva una disminución de la libido y posibles diagnósticos erróneos de depresión debido a deficiencias hormonales. Además, aboga por métodos anticonceptivos no hormonales.
Mayra Estigarribia es médica ginecóloga y, en esta ocasión, estuvo conversando acerca del impacto emocional de los anticonceptivos hormonales. Explicó cómo estos métodos pueden suprimir las fluctuaciones hormonales naturales, lo que conlleva una disminución de la libido y posibles diagnósticos erróneos de depresión debido a deficiencias hormonales. La Dra. Estigarribia aboga por los métodos no hormonales y enfatiza la importancia de abordar tanto la prevención del embarazo como las infecciones de transmisión sexual (ITS), señalando un preocupante aumento de ITS como la sífilis. También menciona la necesidad de una mayor participación masculina en la anticoncepción.
Los anticonceptivos hormonales inhiben la función de los ovarios, lo que aplaca las emociones. Estos anticonceptivos aportan estrógenos y progestinas, lo que provoca la pérdida del pico de testosterona, una de las causas de la baja libido en las mujeres. Además, estas hormonas influyen en los niveles de serotonina y dopamina, que son hormonas relacionadas con el placer y el bienestar. Se ha observado que el 23% de las mujeres sobrediagnosticadas con depresión en realidad tienen un déficit hormonal, señala la especialista.
Asimismo, agrega que cuando una mujer usa anticonceptivos, la testosterona puede desaparecer porque su producción requiere ovulación, la cual es bloqueada por los anticonceptivos. Esto también reduce significativamente la producción de serotonina y dopamina. Los valores ideales de serotonina suelen ser superiores a 250, mientras que en mujeres que usan anticonceptivos, estos valores pueden oscilar entre 25 y 50, lo que se considera considerablemente bajo.
En un ciclo hormonal natural, hay tres etapas que marcan diferencias en las emociones. La primera etapa es estrogénica, donde se tiene energía y buen humor. En la mitad del ciclo, ocurre la ovulación, que es cuando se produce un pico de testosterona, lo que aumenta la libido. Finalmente, en los últimos 10 días, la progesterona hace que la mujer se sienta más tranquila y sensible.
En contraste, los métodos no hormonales no influyen en la ovulación ni en la producción de hormonas naturales del cuerpo. Los métodos no hormonales recomendados incluyen el preservativo y el DIU para mujeres jóvenes. Para mujeres que ya no desean tener más hijos, se pueden considerar la ligadura de trompas o la vasectomía en el hombre.
Finalmente, Estigarribia indica que el uso prolongado de anticonceptivos hormonales tiene implicaciones para la salud que van más allá del bienestar emocional. Las hormonas influyen en el metabolismo de los huesos, la función cardiovascular y la función hepática. Además, a nivel intestinal y gástrico, disminuye la absorción de ciertos minerales y vitaminas, como el complejo B (B12, B6, B9), lo que también impacta en la producción hormonal y el nivel de energía.


































































