Así lo consideran las especialistas Delfina Galeano y Gianina Almozni, quienes abordan problemáticas tales como la baja tolerancia a la frustración y las habilidades sociales deficientes.
Un enfoque integral es importante para el desarrollo infantil porque hay una gran demanda por parte de los padres y las escuelas debido a conflictos que surgen con los niños, como poca tolerancia a la frustración y habilidades sociales casi nulas. Trabajar de manera integral con profesionales de psicología, psicopedagogía, fonoaudiología y otras terapias permite no solo centrarse en el síntoma o la demanda de los padres o el ámbito educativo, sino también en el niño o adolescente, dándoles voz para expresar cómo se sienten. Además, ayuda a que tengan un desempeño adecuado tanto en lo académico como en sus áreas sociales, considerando el contexto completo del niño, incluyendo el entorno familiar y otras actividades, ya que las conductas suelen ser síntomas de algo más.
Los niños de hoy en día no juegan ni comparten con otros, ya sea porque tienen un hermano mayor, son el hermano más chico, son hijos únicos o viven en un contexto de adultos. Además, las infancias están atravesadas por la tecnología, lo que significa que no realizan actividades para relacionarse con otros niños, como los juegos tradicionales. A veces, juegan a Roblox en línea con el teléfono.
También se observa que los niños tienen un nivel de conversación con un lenguaje muy adulto, lo que se relaciona con la exposición a la tecnología sin supervisión. Esto se debe a que muchos niños están creciendo solos y no tienen la supervisión adecuada de los adultos.
Otro desafío es la falta de límites, que es abismal. Cuando se les empiezan a marcar límites, los niños reaccionan diciendo que sus padres no los quieren. Además, la accesibilidad a las cosas les da la sensación de que todo es rápido, fácil e inmediato, lo que les dificulta manejar la frustración y la tolerancia en actividades competitivas.
Los padres y las instituciones pueden fomentar mejores habilidades sociales y bienestar emocional en los niños de las siguientes maneras:
* Fomentar el juego y la interacción social: Es crucial que los niños realicen actividades que les permitan relacionarse con otros niños, como los juegos tradicionales en la plaza, en lugar de solo jugar en línea con dispositivos electrónicos. Los talleres de juego, aprendizaje emocional y vinculación entre chicos juegan un rol muy importante en este aspecto.
* Supervisar el uso de la tecnología: Los adultos deben supervisar el uso de la tecnología por parte de los niños para evitar la exposición a contenidos inapropiados o la interacción con personas desconocidas. Esto incluye revisar los grupos de WhatsApp y las aplicaciones que utilizan, así como establecer límites en el tiempo de pantalla.
* Establecer límites claros y consistentes: La falta de límites es un problema abismal. Los padres deben entender que poner límites es un acto de amor y cuidado, aunque los niños puedan reaccionar negativamente al principio. Es importante que los niños aprendan a manejar la frustración y la tolerancia, ya que la accesibilidad inmediata a las cosas les da la sensación de que todo es rápido y fácil.
* Promover actividades grupales y deportivas: Buscar espacios fuera de casa, como actividades deportivas grupales, permite a los niños adquirir herramientas para interactuar con otros y aprender a trabajar en equipo. Incluso si eligen deportes individuales, es importante que haya un equilibrio con actividades intelectuales y físicas.
* Involucrarse activamente en el juego: Los adultos deben poner el cuerpo en el juego y proponer actividades a los niños, adaptándose a su edad e intereses. Armar planes familiares y dedicar tiempo de calidad a los hijos es fundamental para que se sientan escuchados y contenidos.
* Enseñar a manejar la frustración y la competencia: Es importante que los niños entiendan que el esfuerzo y la disciplina son necesarios para lograr metas, y que perder o no ser el mejor no es un fracaso. Los padres deben acompañarlos en sus primeros torneos o exhibiciones, enseñándoles que no pasa nada si pierden y que se aprende de esas experiencias.
* Fomentar la autocrítica y la responsabilidad: Tanto los padres como las instituciones deben hacer autocrítica y asumir su responsabilidad en la educación y el acompañamiento de los niños. La primera educación se da en casa, y es importante que los padres no depositen toda la responsabilidad en la escuela.
* Ofrecer espacios integrales de apoyo: Trabajar de manera integral con profesionales de psicología, psicopedagogía, fonoaudiología y otras terapias es crucial para abordar los conflictos que surgen con los niños, como la poca tolerancia a la frustración y las habilidades sociales nulas. Estos espacios permiten centrarse en el niño, darle voz y asegurar un desempeño adecuado tanto en lo académico como en sus áreas sociales, considerando el contexto completo del niño.
* Crear oportunidades para la creatividad y la imaginación: Volver a lo “antiguo” del juego, donde los niños puedan crear e imaginar, es esencial, ya que la constante exposición a pantallas limita estas habilidades. Actividades como talleres de cocina, donde se preparan comidas juntos, también fomentan la creatividad y el disfrute en grupo.































































