Por Aníbal Blasco – Licenciado en Comercialización
La elección del domingo pasado, en el marco de un escenario muy complejo que incluye un fuerte ajuste económico nacional, así como una gran incertidumbre política, produjo nuevamente un hecho recurrente en la provincia: la confirmación del Frente Renovador como fuerza dominante en Misiones.
La primera conclusión que arrojaron los comicios realizados el pasado 8 de junio es que nuevamente el misionero eligió un modelo que ha logrado estabilidad, previsibilidad, autonomía y que mejoró la calidad de vida de la población. El escenario es de los más complicados que le ha tocado enfrentar a la fuerza que conduce Carlos Rovira: una economía nacional que continúa bajo un persistente ajuste que parece no tener fin, lo cual influye fuertemente en las arcas provinciales, al igual que la incertidumbre acerca del modelo que proponen los hermanos Milei, Caputo, Sturzenegger y compañía. Otro elemento nada desdeñable para el análisis político es la multiplicidad de candidaturas en pugna, tanto en la categoría diputados provinciales como en cuanto a los postulantes a los distintos Concejos Deliberantes.
En este contexto fue que el Frente Renovador de la Concordia se impuso y mantuvo su mayoría legislativa a nivel provincial y en los distintos municipios que eligieron concejales. Pese a estar fragmentada en distintos espacios, la oposición se mostró competitiva, con nuevos liderazgos y partidos nacionales que buscan hacer pie en la tierra colorada. De todos modos, la opción más elegida volvió a ser el Frente que conduce los destinos de la provincia hace más de dos décadas. ¿Las claves? Las marcas de identidad renovadora; estabilidad, confiabilidad, autonomía, modelo propio lejos de agendas externas y/o extremistas.
Además de la ratificación de un rumbo, el equilibrio fue lo que triunfó el domingo pasado. Desde Casa Rosada valoraron el triunfo como propio, dado que en Misiones gobierna quien se ha mostrado como un aliado confiable a la hora de acompañar ciertas decisiones, brindar gobernabilidad y que tiene múltiples pergaminos para mostrar en su profusa trayectoria en la provincia.
La construcción política
Otro de los aspectos salientes fue el ocurrido luego de finalizado el acto eleccionario cuando el Ing. Rovira tomó la palabra y felicitó tanto a los misioneros en general como a las fuerzas que participaron de los comicios en particular. Acto seguido, el conductor de la Renovación invitó, en un acto de madurez política poco habitual, a todas las fuerzas políticas de la provincia a trabajar para construir una provincia que satisfaga los intereses misioneros.
Desde La Libertad Avanza -que junto al FR suman casi el 60% de los sufragios- recogieron el guante y mostraron predisposición para el diálogo, al igual que el Partido Agrario y Social en algunos temas. Esta sintonía se avizora en el andamiaje legislativo también, específicamente con LLA, ya que el Frente Renovador acompañó muchas iniciativas del gobierno nacional, por lo que se espera el mismo comportamiento libertario en la Cámara de Representantes de la Provincia.
El párrafo precedente es un ejemplo concreto de gobernabilidad, que lejos de ser un concepto abstracto se evidencia en los hechos, en las acciones. La construcción de leyes, como el desarrollo de la provincia y el país solo se pueden lograr a través del diálogo.
La garantía democrática
Esta semana pudimos observar en paralelo dos situaciones que tienen cierta similitud pero que tuvieron un desenlace totalmente distinto. A nivel nacional, la Corte Suprema de Justicia ni siquiera revisó una causa plagada de irregularidades como la conocida como “Vialidad” que además de condenar a Cristina Fernández de Kirchner a 6 años de prisión, la saca de la carrera electoral al inhabilitarla de manera perpetua para ocupar cargos públicos. En cambio, en Misiones. el diputado electo Ramón Amarilla, ex policía devenido en representante del Pueblo fue tratado con un principio rector de cualquier democracia que se precie de tal: el pueblo decide y las instituciones lo garantizan. La causa judicial, lógicamente, continuará su curso normal, pero no hubo proscripción alguna, todos tuvieron el derecho a participar y se garantizó el voto del electorado.
En suma, así como la gobernabilidad, la democracia no es un concepto vacío de evocación discursiva para fechas puntuales, sino que se la practica, garantiza y protege. Nadie dictamina desde un despacho quien puede participar y a quienes el pueblo debe elegir, el domingo el mensaje fue claro: diálogo, participación, conducción y estabilidad. Eso es lo que quieren los misioneros.
Más allá del triunfo electoral, primó la afirmación política que se puede apreciar en el fondo de la cuestión: el equilibrio que garantiza una fuerza que conoce, interpreta y respeta la voluntad popular es lo que eligió Misiones el domingo pasado en medio de un país en crisis.