Militante de la inclusión, hipoacúsico, fundador de Casa Cusia, Lucas Adlerstein visitó Misiones y se llevó una grata impresión en cuanto a las políticas públicas implementadas, relató su historia de vida, su rol en el espacio que lleva adelante y las sensaciones que le dejó su encuentro con Oscar Herrera Ahuad.
“Yo hoy tengo 24 años, a los 15 empiezo a perder la audición. Un día entro en un quirófano para recuperar la audición que me faltaba. Yo escuchaba un 80%. La cirugía sale mal, pierdo toda la audición y mi vida sigue con algunos ajustes, con varios ajustes sociales, más que nada. Yo juego al básquet, dejé de jugar al básquet. Y en la escuela, por ejemplo, es algo que siempre cuento, los trabajos prácticos grupales dejé de hacerlos en grupo, pasé a hacerlos solo porque cuanto menos interactuaba con las personas, más cómodo me sentía, básicamente. Es una discapacidad de la pérdida auditiva, la hipoacusia, es una discapacidad que afecta a la audición, a la comunicación mayormente”, introduce de esta manera la problemática a la que se aboca el joven Lucas Adlerstein.
“Tiempo después viene la pandemia, un momento de paz y muy lindo, porque no tenía que comunicarme con las personas, pero cuando se abren las cosas fue bastante fuerte. En eso, en ese momento, yo ya escuchaba 0% de un lado y 50% del otro. Y encuentro por Internet que me puedo poner un implante auditivo”, continúa.
“La hipoacusia, la pérdida auditiva está catalogada como invisible. Se puede esconder, se puede ocultar y si vos no entendés algo podés sonreír, podés decir que sí, excepto que de la nada justo te preguntaron qué anuncian mañana, como a mí me pasó una vez. Yo dije que sí, para que no tener que preguntar qué y se me cagaron de risa la cara, lógicamente, porque la respuesta no era de sí o no”, señala Lucas.
Comunicar
Luego de comenzar a compartir información acerca de su implante en las redes sociales, las consultas se multiplicaron, qué hacer, cómo hacerlo, con quién. A partir de esa demanda, nace el podcast “Sordo, pero no mudo”. La iniciativa proliferó, se profesionalizó, incluyó invitados especialistas en la materia, pero al hacerse viral, las consultas aumentaban: “personas me empiezan a decir, ‘Lucas, podemos ir a tomar un café. No sé con quién hablar, mi hijo nació sordo’. Bueno, vamos, café de 3 horas, otro de 4 horas. Otra persona me dice, ‘Perdí la audición por un pico de estrés, no sé qué hacer, no se puede recuperar. ¿Cómo aprendo a vivir con esto?’ Bueno, vamos a tomar un café, café de 6 horas, de 5 horas con otra persona, con otra persona”.
Luego comenzaron los encuentros, en espacios abiertos, personas sueltas llegaban a compartir sus historias, sus vivencias y padecimientos. “Viendo para atrás, en 2024, que fue el primer año habiendo encuentros así, donde la gente viene a expresarse, a compartir. Yo no hablo en los encuentros, yo pregunto, dirijo y hago dinámicas grupales para que las personas puedan expresarse. Ese año vinieron 473 personas”, narra el fundador de Casa Cusia. Y expresa que en ese momento notó la necesidad de las personas por ser escuchadas y sentir que sus problemas eran más comunes de lo que pensaban. Allí nace este espacio que lidera, “Casa Cusia nace para dar un poco de soporte a esta necesidad de expresar, de compartir”.
Casa Cusia
“Es conceptualmente una casa para personas con hipoacusia, es una forma de permitirle a las personas que quieran ser parte, que sean parte, que puedan dar una mano, que puedan colaborar y trabajamos para transformar cómo las personas se relacionan con su pérdida auditiva. Nosotros no damos audición, no damos implantes, no damos audífonos, no vamos a los oídos, vamos a las personas porque no vivo igual teniendo un audífono, teniendo un implante”, explica Adlerstein el objetivo del espacio.
La experiencia misionera
“Cuando viajo hago un encuentro, siempre, y acá en Misiones me encontré con Oscar Herrera, que en su en su gobernación se pone un implante coclear. Yo quería entrevistar a Oscar y le dije, “Che, cuando vengas a Buenos Aires, avisame y te hago una entrevista para un episodio del podcast, que yo entrevisto un montón de personas con pérdida auditiva. No sé si ustedes pueden tomar la dimensión de lo que es que un Gobernador tenga un implante para escuchar, un diputado, el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia con un implante, yo dije: Quiero entrevistar a este señor. No me importa el partido, no me importa los proyectos que puso, los proyectos que no puso, su reputación, no me importa nada, yo lo quiero entrevistar, después me enteré que la verdad que tiene una muy linda reputación, charlé con él una hora en una entrevista y me pareció un fenómeno”, relata Lucas Adlerstein sobre su experiencia al conocer al ex gobernador misionero.
Y agrega: “Es un tipo muy humano, le dije que me avise cuando él vaya a Buenos Aires y me respondió: ‘Venite a misiones, nosotros venimos haciendo mucho en la provincia para la comunidad sorda, para las personas con pérdida auditiva, quiero que lo veas, que lo puedas visibilizar, que lo puedas mostrar y que veas todo lo que se puede hacer y lo que hay por hacer’”.
Acerca de las políticas encaradas por la provincia en cuanto a la discapacidad auditiva, Adlerstein señala que “Misiones está mucho mejor que la Ciudad de Buenos Aires. Y yo me llevé una sorpresa que dije, ‘Wow, qué increíble’”.
Al ser consultado por lo que le llamó la atención de la provincia en cuanto a ese aspecto indicó: “Por ejemplo, que hayan hecho en la Cámara una adaptación para él y que tengan un parlante, que él tenga un sistema para ver a la cara y poder leer los labios de las personas, que tenga un parlante que pueda regular conectado al sistema de audio. Después la señalética, la lengua de señas, hay un tótem en algunos lugares que vos entrás y lo tenés. Entonces te podés asesorar, podés hacer un trámite como cualquier ciudadano”. También expresa su satisfacción por la Tecnicatura Superior en Intérprete de Lengua de Señas Argentina que se dicta en el IMES. Dice Lucas que no esperaba tanta gente un viernes por la noche, se preguntó “¿Quién estará hasta las 8 de la noche un viernes estudiando para que alguien pueda comunicarse?” Considera que eso es parte del orgullo misionero. “Me llevo esa impresión, que dentro de ese orgullo también hay una cuota de solidaridad y las cosas no están vandalizadas en la calle, a diferencia de Buenos Aires”.
Encuentro en la tierra colorada
“Hicimos un encuentro de Casa Cusia junto a la Fundación Ñande Ñande Rekoha Recocha, donde vinieron personas de la comunidad sorda, que las personas de la comunidad sorda usan lengua de señas. Sí. Hablan lengua de señas y pertenecen a la comunidad sorda. También vinieron personas con pérdida auditiva que no se identifican, que no son parte de la comunidad, que no hablan lengua de señas, algunos usan audífonos, implantes, otros no usan nada y entonces fue una mezcla muy interesante que se generó y vinieron 74 personas, cuando yo pedí un salón, para 20”, comenta de esta manera Lucas Adlerstein el encuentro llevado a cabo en Posadas.
Empatía
“La empatía no es ponerse en los lugares del otro. Hay un autor que dice que hay tres etapas de la empatía. Primero está la empatía cognitiva, que es entender la necesidad del otro, desde un lado más racional. Después aparece una vez que entiendo lo que lo que está pasando, lo que está sucediendo, aparece la empatía emocional, que es entender lo que le sucede al otro adentro de esto que está pasando, no simplemente entiendo la parte racional, sino que lo que le puede ocasionar al otro. Y cuando yo ya sentí y ya pensé, bueno ahora hago algo, ahí aparece la tercera, que es la consecuencia de estas dos, que es la solidaridad empática”, explica un concepto nodal el titular de Casa Cusia.