En la antesala de la sesión del Senado que busca actualizar retroactivamente el Presupuesto desde enero de este año, así como la recomposición salarial para docentes y no docentes, Horacio Simes señala los desafíos de la Universidad Pública en este contexto.
El magíster Horacio Simes, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Misiones, explica la acuciante situación que atraviesan las distintas casas de estudios: “la insostenibilidad financiera nos lleva a una situación bastante crítica con una pérdida de salarios docentes y no docentes de más del 30% desde diciembre de 2023 a hoy, es una cifra muy considerable que se siente en los bolsillos de los trabajadores de la universidad y, por supuesto, repercute en su calidad de vida y que se suma a lo que ya hemos perdido en gastos de funcionamiento, que si bien el año pasado hemos obtenido, a partir de las marchas, sobre todo esas primeras tan multitudinarias, alguna recomposición, ya se encuentran retrasados y a su vez se suman a la casi indisponibilidad de fondos para programas especiales que antes teníamos, por ejemplo, para infraestructura e inversión tecnológica”.
“Con lo cual, la situación realmente es bastante preocupante y esto nos ha llevado a manifestarnos de distintas maneras y a acompañar desde el Consejo Universitario Nacional una propuesta de financiamiento de Ley que ha sido aprobada en la Cámara Baja y que nos permite, en primer lugar, tener previsibilidad y en segundo lugar, recomponer los salarios y los demás ítems presupuestarios y de esta manera volver a encausar nuestras actividades con la normalidad a la que veníamos acostumbrados”, completa Simes.
Las consecuencias de la falta de un Presupuesto Nacional
“Actualmente la Nación cuenta con un Presupuesto doblemente prorrogado, es decir, aprobado en 2023, y con ese Presupuesto giran las partidas y cuando se agotan dependemos de asignaciones particulares de decretos, resoluciones, según el ámbito, voluntarias.”, relata el titular de la FCE y agrega que no se concretan los reclamos efectuados por los distintos canales.
Luego, el economista detalla la situación de lo que se denominan “contratos programas”, que son los mecanismos “a través de los cuales nosotros, las universidades, utilizamos para generar nuevas carreras”. En el caso de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNaM, “creamos dos nuevas carreras en los últimos dos o tres años, una es la Tecnicatura Universitaria en Administración Pública, que ha gestionado un contrato programa que había sido aprobado por las administraciones anteriores y que ahora no tenemos confirmación de su continuidad. Ya la estamos dictando y estamos dependiendo de alguna manera de esa confirmación que principalmente y casi únicamente viene de la mano de la aprobación de un Presupuesto y de la incorporación de las partidas en el mismo”.
“Lo mismo sucederá con la otra flamante carrera de Marketing, que, si bien, tenemos garantizado el cursado de los primeros años del ciclo básico y estamos previendo el ciclo superior, nos vendría muy bien contar con contratos programas para que la planta docente y no docente acompañe el crecimiento que estamos teniendo en la facultad”, argumenta Simes.
Peligro de fuga
El Decano de la FCE de la UNaM indica que aun no se han ido de dicha facultad personal altamente calificado, tanto docentes, investigadores o extensionistas. “En cambio, he tenido la oportunidad de conversar en los encuentros semestrales que tenemos entre decanos de todo el país y en otras universidades ya se ha empezado a observar en números que empiezan a preocupar”, apunta.
Financiamiento
Entre reducción de impuestos a sectores de altos ingresos, recaudación de derechos de exportación y tasas exorbitantes para bonos y letras, queda claro que el gobierno nacional ha elegido en que gastar.
Además de los recortes en sectores claves como educación y salud, señala el titular de la FCE, “vemos una baja de recaudación en áreas que quizás podríamos plantearlo si no necesitan, hablamos de retenciones, de subsidios a minería y otros sectores”.
“Estamos demostrando que nosotros también necesitamos incentivos, así como otros sectores de la economía del país, trabajamos por vacación, pero la mirada es asimétrica”, detalla.
Pese a las dificultades, dice Simes, se ha “sostenido la calidad educativa, hemos tenido muy pocas interrupciones de clases, la semana pasada sí fue una semana de paro, pero en términos generales a lo largo de estos años hemos sostenido nuestras actividades”, pero expresa que se intenta “sensibilizar y concientizar a los estudiantes que en la medida que se siga profundizando esta situación vamos a empezar a sentir en la actividad mayores dificultades”.
El decano especifica dos motivos para financiar la educación pública: “Primero, porque hablamos de servicios esenciales para garantizar la movilidad social ascendente, igualdad de oportunidades. A nosotros nos eligen en la Argentina el 80% de los estudiantes”.
“De las universidades nacionales han salido premios Nobel, han salido descubrimientos de alto impacto, el CONICET nos ha dado la semana pasada hace unas semanas una muestra fuerte”, detalla Simes.
Estructura impositiva
“Tenemos una estructura impositiva muy regresiva ¿Qué significa regresiva en Argentina? Que grava más a lo que menos tienen y menos a lo que más tienen. Si nosotros miramos las estructuras impositivas de los países desarrollados, tienen diferente a la nuestra”, explica Simes sobre como se recaudan los impuestos en nuestro país y ahonda: “Esto significa que tiene una mayor incidencia en la recaudación, impuestos como bienes personales y ganancias y no IVA, entonces tenemos que empezar a pensar realmente una reestructuración para que el esfuerzo contributivo venga de la mano con la capacidad adquisitiva”.