Por Nicolás Marchiori
La Argentina transita la recta final de la campaña electoral de cara a las PASO y el escenario se encuentra plagado de declaraciones y discursos que apuestan al impacto emocional. Los errores conceptuales, las propuestas disparatadas y la propagación intencional de mentiras marcan el pulso de la interna de Juntos por el Cambio. La deriva discursiva de Patricia Bullrich genera gran preocupación en el seno de la alianza opositora. Macri aviva la disputa con duras críticas hacia Vidal.
Recientemente se estrenó “Paren un poco”, un excelente cortometraje en donde el reconocido consultor político y politólogo Mario Riorda analiza la transformación que experimentó la comunicación política actual.
A decir de Riorda, hay una acelerada metamorfosis en la comunicación política. Advierte que en esta campaña electoral son muy claros los rasgos de hiperpersonalismos, comportamientos tribales, que producen grupos irreconciliables, y los procesos de desinformación, que se agigantan con el auge de las redes sociales.
La filósofa belga Chantal Mouffe deja en claro en su libro “Agonistics. Thinking the World Politically” que las cuestiones políticas no son meras cuestiones técnicas a ser resueltas por expertos. Las cuestiones políticas propiamente dichas siempre involucran decisiones que requieren de una elección entre alternativas opuestas. Esto es algo que la tendencia dominante en el pensamiento liberal, que se caracteriza por un enfoque individualista, no puede comprender. Es por esto que, a decir de Mouffe, el liberalismo es incapaz de concebir de manera adecuada la naturaleza pluralista del mundo social.
La interpretación típica del pluralismo es que vivimos en un mundo en el cual efectivamente existen diversos valores y perspectivas, pero nunca vamos a lograr adoptarlos a todos; sin embargo, al unirlos, podrían constituir un conjunto armonioso y no conflictivo.
Sentencia esta pensadora que la negación de “lo político” en su dimensión antagónica es lo que impide a la ideología liberal concebir la política de una manera adecuada. En el mismo sentido, este pensamiento también es ciego respecto de lo político debido a su individualismo, que le impide comprender la formación de las identidades colectivas. Pero claro está que lo político está relacionado desde el principio con las formas colectivas de identificación, ya que en este campo siempre estamos tratando con la formación de un “nosotros” en oposición a un “ellos”.
Mario Riorda ha expresado que “las campañas electorales han muerto y los debates en torno a las propuestas han sido suplantadas por plebiscitos emocionales que se ponen en juego a partir de las dicotomías”. Lo expuesto por Riorda desnuda con crudeza lo que sucede en la actualidad. A las claras, la grieta ha destruido toda posibilidad de debate y de presentación de propuestas de cara a la sociedad. Esa mutación hacia la cuestión emocional ha transformado al voto en un elemento para expresar descontento y hostilidad dejando en un segundo plano al análisis de propuestas, programas y proyectos políticos. Esta coyuntura facilita la aparición de personas descontextualizadas, sin un peso específico de las ideas y los argumentos. El voto responde más a una postura “anti” que a “favor de”.
En este orden de ideas, queda claro que los grandes ganadores en este contexto son aquellos que no tienen ideas ni argumentos, y sus discursos se basan en frases envasadas y por lo general asociadas con un relato ficcional creado a la medida de los intereses de determinados sectores, por lo general políticos y de poder, y disociado de los verdaderos intereses y necesidades de la sociedad.
Los divagues de Bullrich
La gran pregunta que se hacen propios y extraños es si Bullrich es totalmente consciente de cada declaración que realiza. Todo parece indicar que sí, puesto que no se retracta ni rectifica sus dichos. Lo cierto es que la precandidata a presidente de Juntos por el Cambio viene realizando una seguidilla de expresiones polémicas, erróneas, y hasta incoherentes.
El periodista Jorge Fontevecchia sostiene que “las polémicas que rodean a la ex ministra de Seguridad no implican errores, sino estrategias de comunicación que tiene en cuenta la hiperrealidad”.
Bullrich parece no arrepentirse de sus dichos, tanto los referidos a los extranjeros que utilizan el sistema educativo argentino, a la eliminación del cepo cambiario, a que la Argentina atraviesa un proceso de deflación, como también lo más reciente referido a las reservas del Banco Central.
Destacaba Fontevecchia que la hiperrealidad es un concepto del posmodernismo que explica que la continua exposición a la virtualidad incapacita a las sociedades modernas de poder distinguir entre la realidad y la fantasía.
Por caso, los mitos son un ejemplo antiguo de la hiperrealidad, son ordenadores y construyen subjetividad. Funcionan como construcción retórica.
La lista de divagues de Bullrich en el marco de la campaña presidencial es extensa y encuentra su primer antecedente en la amenaza al jefe de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires, Felipe Miguel, a quien le dijo “conmigo no se jode”, en respuesta a la acusación del funcionario que la trató de aliada del kirchnerismo.
El 14 de mayo, la precandidata volvió a estar en las portadas de todos los medios luego de asegurar en una entrevista que la Argentina se encontraba en deflación.
Posteriormente, la ex ministra del gobierno de Macri confundió datos sobre las universidades públicas asegurando que “las universidades argentinas están vacías de alumnos argentinos porque casi la mitad de la matrícula la ocupan alumnos extranjeros que viene y toman esos lugares”. Luego de que la salieran a cruzar desde el Gobierno Nacional con datos y hasta dentro de su propio espacio, Bullrich se retractó a medias.
Semanas atrás, volvió a estar en el centro de la polémica cuando propuso salir del cepo cambiario mediante un blindaje que incluía un nuevo crédito del FMI para contener la fuga de capitales, trayendo nuevamente a la memoria de los argentinos una medida económica llevada adelante por el entonces presidente Fernando De la Rúa que derivó en la crisis de diciembre de 2001.
Esta semana, para no perder la costumbre, Bullrich desbarrancó nuevamente. En una entrevista en el canal La Nación+, la exministra afirmó que en su primer día de gobierno entrará con una cámara de televisión al Banco Central para mostrar lo que hay de reservas, creyendo que el organismo tiene una bóveda con capital físico.
La realidad es que la mayor parte de las tenencias del BCRA son asientos contables o existencias digitales. Es inentendible que una aspirante a la más alta magistratura del país tenga la idea de que existe una especio físico que contenga pilas de billetes apilados uno arriba del otro.
Según trascendió, cuando su equipo de trabajo vio la entrevista en vivo, armaron un mini comité de crisis telefónico porque se vieron venir las duras críticas, que llegaron incluso desde el propio espacio. El precandidato a jefe de Gobierno porteño Martín Lousteau la desmintió, mientras que el economista libertario Javier Milei calificó de “burrada” los dichos de Bullrich.
Ahora bien, queda analizar si las exageraciones cometidas por Patricia Bullrich podrán generar un efecto positivo en las PASO o, por el contrario, le costará la interna frente a Rodríguez Larreta.
Independientemente de que sean ciertas sus afirmaciones, a los destinatarios del discurso les resulta agradable escuchar cada denuncia de la precandidata, este fenómeno conocido como “sesgo de confirmación” ha sido abordado por Mario Riorda y con la contundencia de investigaciones realizadas expresó en su reciente cortometraje “Paren un poco” que “el 50% del discurso político que se puede chequear es falso”.
Macri lapidario ante el pronunciamiento de Vidal
En la jornada de ayer, la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal expresó públicamente a través de sus redes sociales su apoyo a Rodríguez Larreta de cara a las PASO que dirimirá quién será finalmente el candidato a presidente del espacio opositor, en el marco de una cruenta batalla interna entre el jefe de Gobierno porteño y la ex ministra macrista.
“Voto a Horacio, porque hoy es lo mejor para Argentina”, manifestó Vidal a once días de la celebración de las elecciones primarias.
Mauricio Macri salió inmediatamente a criticar la decisión de quien decía ser “orgullosamente bonaerense” y hoy es diputada nacional por CABA. En el marco de una recorrida por San Nicolás, el expresidente fue consultado por periodistas y manifestó: “Creo en la competencia y no veo ni como una sorpresa dada la relación que tienen Larreta y Vidal que se apoyen recíprocamente. Pero también escuché a Ritondo y tiene razón en estar desilusionado, porque lo mejor es la vida es hacer lo que uno dice. Y no hacer una cosa distinta de la que uno dice. Y, lamentablemente, siento que María Eugenia ha tomado varias decisiones sucesivas en las cuales ha desdibujado su perfil. Y eso es lo que le duele a la gente que está con ella, que se habían comprometido con Patricia, con Ritondo a la cabeza”.
En diálogo con radio Continental, el diputado nacional Cristian Ritondo expresó en referencia al pronunciamiento de María Eugenia Vidal: “me sorprendió y, en parte, me desilusionó. Le he expresado personalmente que estoy muy en desacuerdo con esa decisión”.
Un mensaje en clave para la dirigencia política
Las elecciones de Chubut celebradas el pasado domingo requieren un análisis que va más allá del resultado electoral que consagró al candidato cambiemita Ignacio Torres como nuevo gobernador de la provincia patagónica.
El alto nivel de abstención, sumado al gran porcentaje de votos en blanco se comienza a visualizar como la sanción más inteligente de la sociedad contra una dirigencia nacional que no resuelve ningún problema, es más, ni siquiera los pone en agenda.
La desafección y la apatía de una gran parte de la ciudadanía está haciendo mella en los procesos electorales. Los estudios de opinión pública son coincidentes en advertir que la gente siente y piensa que las elecciones no van a cambiar la realidad.
La visión de país extremadamente centralista y las faltas de propuestas con visión federal por parte de los candidatos de Juntos por el Cambio es advertida hasta por los propios referentes en las provincias. El senador nacional chubutense recientemente electo gobernador comparó las políticas de su provincia con las de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y reclamó: “hay que descentralizar las arcas del Estado centralista”. Y agregó: “la discusión entre halcones y palomas es centralista, más de CABA. Cuando uno va al interior del país, se encuentra con realidades socioeconómicas y políticas distintas. Los partidos provinciales y los vecinalistas tienen mucha centralidad en la discusión política”.
Lo expresado por el gobernador electo chubutense guarda vinculación con un fenómeno que hemos advertido recientemente y que tiene que ver con el auge de los movimientos provincialistas, una tendencia que viene ganando terreno y se refleja en varias provincias. Misiones, Neuquén, Rio Negro, Salta, Tierra del Fuego y Córdoba dan cuenta de ello.
Los movimientos provincialistas han demostrado que supieron entender el sentir de una sociedad apática y hasta de una clase dirigente que no les resuelve los problemas y, al mismo tiempo, fueron capaces de mostrar un camino diferente al de la confrontación permanente, promoviendo los consensos necesarios para garantizar un clima de concordia y paz social en momentos en donde el humor social se encuentra atravesado por la crispación generada desde ciertos sectores de la política disociados de la ciudadanía.
El autor es Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral.