Por Cinthia Sandoval Arija – Politóloga y Maestranda en Políticas Sociales
Con la presentación del decreto propuesto por Javier Milei, resonaron los efusivos gritos de quienes Ramón Ayala pintaba con sus versos como «capangas». Estos celebraron la desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate, una medida que afecta adversamente a los pequeños productores yerbateros de nuestra provincia. El conductor del Frente Renovador de la Concordia Social, en un contraste evidente, salió en defensa de los intereses misioneros al anunciar la creación del Instituto Misionero de la Yerba Mate.
Tras la emisión del Decreto de Necesidad y Urgencia, se implementó una medida que redefinió las funciones del Instituto Nacional de Yerba Mate. La modificación consistió en enfocar sus objetivos únicamente en la promoción y desarrollo de la producción de este bien, con el propósito de resguardar la competitividad de la industria. Esta acción dejó al libre juego del mercado la regulación de otros aspectos vinculados a la actividad.
Ante este escenario que deja desprotegidos a los productores misioneros, el modelo de gobierno adoptado por nuestra provincia actúa en defensa de sus intereses. Propone nuevas acciones centradas en estrategias que brindan resguardo frente a la incertidumbre que prevalece a nivel nacional.
El propósito de esta iniciativa es salvaguardar la economía y la rentabilidad de nuestros pequeños y medianos productores yerbateros, fundamentándose en la soberanía misionera sobre los productos de nuestra tierra.
Durante la toma de conocimiento del Decreto de Necesidad y Urgencia y sus consecuencias en diversos sectores, nuestra provincia está trabajando desde un liderazgo positivo para construir soluciones basadas en la legitimidad y la soberanía, con especial atención a la protección de las familias misioneras.
Nos encontramos frente a un Estado Provincial inteligente que respeta la voluntad popular y comprende la necesidad de mejorar la macroeconomía sin cargar el ajuste sobre el pueblo.
Nuestra provincia es un claro ejemplo de que el crecimiento puede sostenerse mediante una sinergia efectiva entre el sector público y privado, sin generar impactos negativos en la sociedad y sus actividades económicas.