Se cumplen dos décadas de un evento bisagra, detonante del gobierno de Fernando De La Rúa. El avance sobre los depósitos bancarios, pergeñado por Domingo Cavallo, aceleró el estallido de una de las peores crisis económicas, políticas y sociales de la historia argentina. La UCR no volvió a ganar la presidencia luego de esa traumática experiencia, aunque desde hace algunos años se contenta con ser el socio menor del PRO en Cambiemos. ¿Cómo se vivió en Misiones? El rol de Ramón Puerta, efímero presidente.
El denominado “corralito” bancario cumple dos décadas, hecho que se enmarca en los sucesos de aquel trágico diciembre de 2001. La medida tomada por Domingo Felipe Cavallo, ministro de Economía, consistía en limitar la extracción de dinero en efectivo a 250 pesos semanales. Las restricciones para retirar el dinero depositado en los bancos fueron decretadas el sábado 1 de diciembre de 2001 y entraron en vigencia dos días después, abriendo paso a una ola de protestas y saqueos que culminaría con las violentas jornadas del 19 y 20 de diciembre y la renuncia del entonces presidente, el radical y ya fallecido Fernando de la Rúa (1999-2001).
De La Rúa se presentó como la antítesis de la “fiesta” menemista, pero prometiendo mantener el modelo económico a rajatabla. Incluso volvió a empoderar a Domingo Cavallo, hoy reverenciado por libertarios, pese a que tomó tal vez la medida que más avanzó sobre la propiedad privada en la historia argentina contemporánea. La justificación del ministro fue que se pretendía evitar la fuga de capitales (concepto que según el ideario liberal no existe).
Lo que implosionó fue el modelo de la convertibilidad establecido 10 años antes. Para 2001 ya no había posibilidad de endeudamiento exterior ni tampoco muchos activos públicos más que enajenar al capital privado. Las similitudes con el proceso llevado a cabo por la administración Cambiemos (PRO-UCR-CC) encabezada por Mauricio Macri son significativas: un actor en común es el Fondo Monetario Internacional. Para ese entonces ya sobrevolaba el país, al igual que sucedió desde que a Cambiemos se le terminó la posibilidad de endeudarse a mansalva con capitales privados, teniendo que recurrir al prestamista en última instancia, el FMI.
Argentina estaba en recesión desde 1998. Los problemas se agudizaron cuando los mercados internacionales de deuda y el FMI le retiraron el apoyo al país, el Tesoro y las provincias se quedaron sin financiación, se aceleró la dolarización de los depósitos y su salida de los bancos y las reservas monetarias cayeron en picada. Fue el corolario de un modelo que dejó alta desocupación, desindustrialización y una pobreza 20 puntos más alta que la actual.
Los traumas no fueron solo materiales, es cuestión de apreciar la constante difusión de fake news sobre un posible nuevo corralito. La semana pasada lo volvimos a experimentar, a pesar que la liquidez de los bancos es muy alta y que pesos y dólares se cuentan de manera separada (abandonada ya la ficción “cavallista” del uno a uno), persiste ese recuerdo en la memoria popular, lo que supone un campo fértil para este tipo de operaciones.
La nueva vieja política
Los radicales no volvieron a tener un Presidente de la Nación, pero participan alegremente como furgón de cola del PRO en lo que se denomina Juntos por el Cambio. Un detalle que ilustra lo que fue la presidencia de De La Rúa es que los cánticos de la militancia radical se remontan hasta Alfonsín para enunciar una posible vuelta al poder: “Volveremos a ser gobierno como en el 83”, el padre de “Antonito” fue olvidado hasta por los propios. Cabe destacar que el hijo menor del ex presidente, ante los trágicos eventos de diciembre de 2001, que derivaron en la renuncia de su padre, se encontraba participando de la grabación del videoclip de la canción Underneath your clothes de quien era su novia por aquel entonces, la cantante colombiana Shakira.
Algunos de los protagonistas de aquellos sucesos no abandonaron la actividad pública, al contrario. Ricardo López Murphy, breve ministro de Economía eyectado del cargo por proponer arancelar la educación pública, ha sido electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Patricia Bullrich, autora de la baja del 13% a las jubilaciones en el año 2000, es presidenta del principal partido de oposición a nivel nacional. Federico Sturzenegger tuvo la posibilidad de volver a comandar el Banco Central (y avizorar una inflación de un dígito para 2019) luego de sus experiencias con el Blindaje y el Megacanje. Hernán Lombardi fue funcionario de Macri y ahora es organizador de protestas contra el gobierno nacional, en 2001 escribía los discursos presidenciales.
La tierra colorada también tuvo participación estelar en la debacle: Federico Ramón Puerta era senador y presidente provisional del Senado de la Nación (segundo en la línea de sucesión presidencial ante la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez el 6 de octubre de 2000), posición a la que había arribado gracias al intenso trabajo de los gobernadores de las provincias, entre ellas Misiones (gobernada por Carlos Rovira). El objetivo de posicionar en ese sitio a Puerta por parte de la “liga de gobernadores” era conseguir una retribución para las provincias de lo que desde el centralismo porteño se conoce como el “interior”.
Una posibilidad para llevar a cabo ese propósito, inesperada e impensada, se presentó cuando renunció De La Rúa. Su actuación es conocida: presidió el país durante un día, del 21 al 22 de diciembre, convocó a la Asamblea Legislativa que designó a Adolfo Rodríguez Saá como primer mandatario. Puerta luego renunció a la presidencia del Senado aduciendo problemas de salud, pero conservó la banca de senador hasta 2005. Esta actitud produjo una fuerte decepción entre quienes lo apoyaron, pero en muchos círculos no sorprendió, puesto que es una conducta de vida del ex gobernador de Misiones: no afrontar las dificultades ni los grandes desafíos.
Dos encuentros realizados por los gobernadores (a la que asistieron actores económicos de peso como Jorge Brito) sirven como ejemplos para graficar la actuado por el oriundo de Apóstoles: el primero en la localidad de Merlo en San Luis y el segundo en la bonaerense Chapadmalal. En ambos se trató de encontrar soluciones a la crisis. Quienes asistieron a esos cónclaves recuerdan que mientras Rovira buscaba posibles salidas a la situación junto al entonces gobernador de Buenos Aires Carlos Ruckauf, Ramón Puerta viajó a Montevideo, Uruguay. Fue absolutamente superado por la crisis total que vivía el país y la imagen temerosa evidenciada fue un duro golpe para los gobernadores de las provincias peronistas que habían depositado su confianza en él.
La defección de Puerta volvió a centrar el poder en el ámbito metropolitano, ya que quedó a cargo de la presidencia de la Nación el senador Eduardo Alberto Duhalde. La oportunidad de concretar un polo federal por fuera del AMBA, propiciada por un clima “antiporteño” similar al que se percibe en la actualidad con iniciativas como el Bloque “Neorevisionista”, se esfumó.
Esta decisión de quien años más tarde fuera embajador en España del gobierno de Macri fue muy cuestionada por gobernadores como de la Sota, Reutemann e Insfrán. Incluso desde los restos de la Alianza (coalición que llevó a De La Rúa a la presidencia, liderada por la Unión Cívica Radical), encarnados en la figura de Raúl Alfonsín, reclamaban, ante el desconcierto generado por Puerta, que alguien del peronismo se haga cargo y gobierne.
Finalmente Duhalde, que no estaba precisamente encantado de asumir en ese momento, fue quien completó el mandato presidencial hasta 2003.
Antecedente provincial
Levantar o arriar las banderas del federalismo no implica únicamente el apartado discursivo, tiene efectos muy concretos en la vida cotidiana de las personas. La traición de Puerta a las provincias, dilapidando la chance de dejar de girar en la órbita de Buenos Aires, tiene un antecedente local.
Ricardo Barrios Arrechea fue el primer gobernador de Misiones cuando se produjo el retorno de la democracia al país, y el último radical que gobernó la tierra sin mal. A principios de 1986 el mandatario firmó el “Convenio Financiero de Recursos Fiscales a las Provincias”, un sistema financiero transitorio de distribución de recursos federales a las provincias hasta tanto el Congreso de la Nación sancionara una Ley de Coparticipación Federal de Impuestos. De esta forma se produjo una claudicación histórica referida a la Coparticipación de Recursos.
Pero esto no fue todo, haciendo gala de una larga tradición radical, Barrios Arrechea abandonó el gobierno de Misiones el 17 de septiembre de 1987 (poco antes de cumplir su mandato) para asumir como Ministro de Salud y Bienestar Social de la Nación en la administración Alfonsín. Años más tarde se lamentaría de aquella decisión, a la que calificó como un “error catastrófico para mí, del que me arrepentí toda la vida. No llegué al sentimiento de la gente, no me puse en su lugar y lo pagué muy caro”.
El 23 de junio de 1988 la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones sancionó la Ley Nº 2515, por medio de la cual la provincia adhirió al Régimen Transitorio de Recursos Fiscales de la Nación y Provincia. El documento histórico lleva la firma de Nilda Mabel Gómez de Marelli, quien en aquel entonces presidía el Poder Legislativo.
En suma, la última vez que el radicalismo misionero gobernó cedió a la Nación alrededor del 30% de los recursos que le correspondían a la provincia.