Por Cinthia Sandoval Arija
Mientras que en la Unión Europea se debate esta problemática, en Misiones se destaca el compromiso con la preservación de la biodiversidad y la salud de las personas. Esto se contrapone al poder considerable de las empresas y laboratorios que comercializan herbicidas en la región.
Tras la sanción de la Ley de Promoción de Bioinsumos en la provincia de Misiones, el AteNEO organizó un Conversatorio sobre Política Agrosustentable donde participaron ingenieros agrónomos, médicos, productores y estudiantes que analizaron el marco regulatorio que se establece para la investigación, el desarrollo, la producción y la utilización de los productos biológicos naturales.
Esta normativa propone que en un lapso de dos años, se sustituya la utilización del glifosato por los bioinsumos considerando la necesidad a nivel global de producir alimentos en cantidad, más sanos y sin agredir la biodiversidad.
En este espacio de debate que ofrece el AteNEO, el análisis sobre el tema continuó por medio de intercambio de documentos, papers y artículos que referían sobre la discusión que actualmente mantiene la Unión Europea sobre prorrogar o prohibir el uso de glifosato en esta región.
En diciembre de este año se vence el plazo establecido por la Comisión Europea que permite el uso del glifosato. De no renovarse el permiso, se prohibirá el uso de este herbicida en los países que conforman dicho bloque.
Esta discusión comenzó en el año 2017, en un primer intento de prohibir el glifosato, lo cual generó un debate que aún continúa entre quienes presentan estudios científicos que refieren a los efectos perjudiciales en la salud humana y el medio ambiente, contra aquellos que defienden el comercio legal de esta sustancia que genera millones de euros en ventas a la empresa Bayer Monsanto.
Frente al inminente debate sobre la continuidad o prohibición del glifosato en la Unión Europea, diferentes organismos comenzaron a alzar la voz a favor o en contra de su uso.
En el 2015 la Organización Mundial de la Salud calificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos”.
En contraposición a esto, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria concluyó el pasado julio, tras evaluar el impacto del glifosato en la salud de los humanos, los animales y el medioambiente que no se han identificado áreas críticas de preocupación en el uso del herbicida, aunque el informe admitió que algunas cuestiones no pudieron ser evaluadas.
Sin embargo, en el día de ayer se presentó un estudio elaborado por la Red de Acción en Plaguicidas de Europa, por encargo del grupo de los Verdes en la Eurocámara, que alertó la presencia de glifosato y su metabolito AMPA en las aguas superficiales en 11 de los 12 estados miembro, incluso durante el final de la temporada de aplicación de pesticidas.
El hecho de que las muestras de agua se tomaran durante lo que es la “temporada baja” en la mayoría de los países muestra la naturaleza generalizada de la contaminación por glifosato. El estudio también arroja luz sobre la falta de un sistema europeo de monitoreo de las aguas superficiales, lo que expone una brecha regulatoria crítica en la protección de los recursos hídricos.
El glifosato y/o AMPA se detectó por encima del límite de cuantificación en 17 de las 23 muestras de agua de río de 11 de los 12 países. Las muestras de agua de río de Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Francia, Alemania, Hungría, los Países Bajos, España, Polonia y Portugal se contaminaron con al menos una de las sustancias. Solo en Eslovenia no se detectó glifosato ni AMPA. Las muestras se tomaron en la segunda quincena de octubre de 2022.
Además, se detectó que 5 de las 23 muestras de agua (22%) recogidas en Austria, España, Polonia y Portugal contenían glifosato a niveles no aptos para el consumo humano. Una muestra en Portugal contenía esta sustancia 30 veces el límite de agua potable.
Esta red (PAN Europe) establece que “incluso los niveles bajos de glifosato afectan el crecimiento y el desarrollo de especies acuáticas clave, desde plantas y algas hasta peces y anfibios, lo que indica los riesgos de exposición prolongada al medio acuático. Los herbicidas a base de glifosato, que también contienen tensioactivos y otros coformulantes, suelen ser incluso más tóxicos que el glifosato solo. La exposición continua a los herbicidas a base de glifosato no solo reduce la calidad del agua, sino que también pone en peligro nuestros ecosistemas y su funcionamiento”.
Este documento va en contra del informe dictaminado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, lo que sin dudas encrudece la tensión sobre el uso de esta sustancia que, como ya mencionamos, genera millonarias ganancias para las empresas que la vende.
Mientras que en la Unión Europea se debate esta problemática, en Misiones se destaca el compromiso con la preservación de la biodiversidad y la salud de las personas. Esto se contrapone al poder considerable de las empresas y laboratorios que comercializan herbicidas en la región y a los defensores locales de su uso.