La disolución de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate impulsada por Carlos Menem y Domingo Cavallo en connivencia con el entonces gobernador Ramón Puerta fue un golpe letal para los pequeños productores que alzaron su voz con el histórico tractorazo. Actualmente, con el trabajo articulado entre el gobierno provincial y el INYM se busca corregir el desequilibrio y las injusticias en detrimento de las familias yerbateras.
En el año 1991 se escribió una de las páginas más negras en la historia de los pequeños productores yerbateros de nuestra provincia, ya que el Presidente Carlos Saúl Menem y el Ministro de Economía de la Nación Domingo Felipe Cavallo con la complicidad del gobernador misionero en aquella época Ramón Puerta, quien además ostentaba una posición privilegiada en la industria yerbatera por ser uno de los grandes empresarios dueño de molinos, decidieron ponerle fin a una herramienta vital para el evitar desequilibrios en el rubro como lo era la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM). Su desaparición significó el surgimiento de un funesto oligopolio que sometió a los pequeños productores y los transformó en esclavos de los grandes molinos en manos de unos pocos.
Tal vez pocos recuerdan que en la Argentina de los noventa comandada por Menem en la Nación y Puerta en la provincia casi todas las actividades agropecuarias se desregularon por completo. En 1992, se dio inicio al plan maestro ideado por Domingo Cavallo, quien impuso estas reformas en toda la economía y eliminó, además de la CRYM, la Junta de Granos y Carnes. Lo cierto es que, desde entonces, ninguna actividad productiva del país logró revertir esta situación, a excepción de la yerbatera.
Hace exactamente 20 años, los colonos misioneros impulsaron un histórico tractorazo que significó el inicio de la lucha contra los grandes terratenientes y molineros entre los que se destacan Puerta, Navajas Artaza y Urrutia. Esa gesta propició la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Desde sus inicios, en un trabajo articulado con el Gobierno Provincial se ha venido corrigiendo el gran desequilibrio generado por la desregulación que hundió en la pobreza a los pequeños productores misioneros. Se trata de una batalla ardua y constante con los grupos oligopólicos que hasta el día de persisten con sus artimañas porque no quieren cumplir con los precios que fija el INYM, en perjuicio de los colonos.
El objetivo de este sector nefasto de la industria yerbatera es, además de pagar menos a los productores por la materia prima, destinar grandes extensiones de tierra para plantar yerba mate y generar excesos de hojas para lograr con su cometido de que el precio de la hoja verde se hunda.
Conquistas históricas
El Instituto Nacional de la Yerba Mate, bajo la Presidencia de Juan José Szychowski, luce como un verdadero reivindicador del pequeño productor yerbatero y al mismo tiempo demuestra su compromiso con los consumidores.
Uno de los hechos históricos fue la firma del convenio entre el INYM y el Gobierno de Misiones con el objetivo de brindar cobertura integral de salud a los productores yerbateros y sus familias.
En una primera etapa, benefició a más de 4.500 pequeños productores de hasta 5 hectáreas de yerba mate o que cosechan hasta 25 mil kilos anuales.
Mediante esta cobertura, podrán recibir atención en los hospitales, sanatorios y clínicas privadas que mantienen convenio con el Instituto de Previsión Social de Misiones (IPS). El convenio tendrá una vigencia por 10 años y podrá ser renovado automáticamente.
Por otro lado, calidad de la yerba mate se ha convertido en una de las prioridades. Una clara muestra de compromiso con los consumidores del producto. Da cuenta de ello los controles que realiza el Instituto, que interviene e inutiliza grandes cantidades de palo de yerba mate. Mediante el trabajo meticuloso de su Área de Fiscalización se ha logrado preservar la calidad del producto y promover la mejora continua en los establecimientos elaboradores. En este sentido, uno de los grandes hechos destacados fue el decomiso realizado en el mes de junio de este año de 50 mil kilos de palo y polvo de yerba ocultos en un secadero abandonado en la zona sur de Misiones.