Por Nicolás Marchiori
En un contexto nacional de gran incertidumbre que mantiene en estado de alerta constante a la sociedad, el Gobierno misionero ha demostrado que la existencia de un proyecto sólido y con un rumbo definido es la clave para hacerle frente a los escenarios complejos.
Si nos detenemos un segundo para observar el devenir histórico, podemos notar con claridad en la generalidad que a los gobiernos les cuesta trabajar con las incertidumbres. La falta de certezas es un factor que conlleva indefectiblemente a un riesgo. A la hora de elaborar un plan o un proyecto los estrategas trabajan con escenarios de riesgos hipotéticos y aplican medidas que se asientan necesariamente en tres perspectivas: una gestión reactiva, otra correctiva y una prospectiva. Los gobiernos comúnmente no incorporan este tipo de gestión en su agenda. Son reticentes a la implementación de este tipo de políticas porque plasmar un riesgo suele generar caos, por la posibilidad de administrar un futuro incierto. Trabajar con el enfoque de la gestión riesgo-desastre es una manera de gobernar y abordar una gestión gubernamental desde la mirada de la resiliencia y la sustentabilidad. Para gestionar el riesgo es fundamental la existencia de un trabajo coordinado, articulado y participativo que no se puede entender sin la gobernanza y en donde todos somos parte del riesgo. Debe haber una firme decisión política de plantear el Gobierno desde este enfoque.
Iniciando su segundo mandato al frente del gobierno español, Pedro Sánchez sorprendió con la decisión de la creación de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País, con la finalidad de convertirla en un factor clave para elaborar el andamiaje sobre el cual se puede comenzar a construir futuribles alineados con los intereses estratégicos de un país pensado a largo plazo.
Las oficinas de prospectiva en las administraciones públicas ya llevan años funcionando en países de Europa, con mayor o menor influencia en la materialización de políticas transformadoras. Ejemplos de ellas son el Comisariado General de Estrategia y Prospectiva de Francia creado en el año 2013; el Horizon Scanning Programme Team del Reino Unido, que integra esfuerzos prospectivos de varios departamentos ministeriales, y el European Political Strategy Centre, que funciona desde 2014 en la Comisión Europea con misiones de prospectiva estratégica.
Cuando hablamos de prospectiva nos referimos, ante todo, a un conjunto de metodologías dispuestas para construir un futuro, no únicamente planificarlo. En esa construcción, mediante una serie de técnicas se recrean varios futuros posibles (futuribles), y se pone la brújula rumbo al más deseable; pero sobre todo se establece qué recursos, de qué manera y mediante qué actores, se maximizará la posibilidad de que al final del camino el futuro planificado como objetivo deseable sea, efectivamente, el futuro posible. Esto implica, por tanto, una idea inicial de país, provincia o municipio y una visión más o menos nítida del horizonte hacia el que se le pretende conducir, articulando las políticas transformadoras necesarias para lograrlo, así como los mecanismos para gestionar las desviaciones e imponderables que toda construcción del futuro desde un presente debe, en la medida de lo factible, intentar anticipar.
Un proyecto pensado para la gente
Cuando no hay una hoja de ruta planeada y no hay un norte dónde llegar, la gente empieza a pensar que se está improvisando. La post pandemia encuentra a una Provincia de Misiones en donde el Gobierno potenció un perfil netamente productivo, que se traduce en un auge de nuevas pymes y comercios. Las políticas direccionadas por parte del Gobierno Provincial a incentivar el consumo a través de los “Programas Ahora” y las herramientas para el financiamiento de proyectos de los emprendedores con amplias facilidades de pago materializadas a través del Fondo de Crédito y diferentes programas puestos a disposición desde las diferentes carteras ministeriales son un factor determinante para generar el contexto actual en el que se encuentra Misiones.
El trabajo incesante del Gobierno adquiere gran relevancia si analizamos los contextos que marcaron la vida de los argentinos en los últimos años. Primeramente, una crisis de escala global generada por la pandemia del coronavirus que Misiones logró sortear satisfactoriamente gracias a la implementación de la famosa “Estrategia Binaria” pensada por el conductor del Frente Renovador, Ing. Carlos Rovira. Los resultados avalan el rotundo éxito: la Provincia no sufrió el colapso sanitario que se vieron en diferentes partes del país y, por otro lado, las mediciones de diferentes organismos y consultoras privadas fueron coincidentes en revelar que Misiones se ubicó entre las provincias con mayores índices de actividad económica en plena pandemia.
En un contexto diametralmente opuesto, podemos afirmar que la inexistencia de proyecto es una de las causales de la inestabilidad institucional. La ausencia de proyectos significa que no haya razones para mostrar y justificar sus actuaciones. Y peor aún, significa que no hay motivaciones, que, en este caso, tienen íntima vinculación con la generación de confianza.
La legitimación de un proyecto es un proceso complejo. El consenso es un factor determinante y, a decir de Giacomo Sani, el consenso existe cuando hay acuerdo entre los miembros de una unidad social dada, acerca de principios, valores, normas y también respecto a la deseabilidad de ciertos objetivos de la comunidad y de los medios aptos para lograrlos. No hay consensos buenos o malos, hay consensos posibles. Y claro está, el verdadero consenso es con la gente.
En el laberinto de las ambiciones del poder
Tanto los dirigentes del partido de Gobierno como la principal fuerza opositora nacional, demuestran constantemente que sus preocupaciones están centradas en la puja por el poder con miras a 2023. Con el escenario de crisis e incertidumbre que se vive por estos tiempos, es un verdadero despropósito para la ciudadanía que la dirigencia que responde a los partidos nacionales esté más preocupada por la contienda electoral que se avecina que por la solución de los grandes problemas emergentes como consecuencia de este contexto.
Los cambios generados la última semana en el Gobierno Nacional en el medio de una feroz interna por espacios de poder hasta el momento han demostrado un efecto positivo. En lo que respecta a Misiones, las expectativas son buenas teniendo en cuenta que el Frente Renovador tiene, desde hace muchos años, una excelente relación con Sergio Massa, quien la próxima semana se transformará en flamante Ministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura de la Nación. El tigrense visitó la provincia en numerosas ocasiones y tiene conversaciones frecuentes con el Gobernador Herrera Ahuad y con el Presidente del Parlamento Misionero Carlos Rovira.
Para la oposición es una mala noticia porque el escenario que se presenta y que promete lograr una cierta estabilidad política en el país atenta con el relato de escenario apocalíptico que viene pretendiendo instalar en los grandes medios. Tal es así que los más activos en redes sociales y en los canales porteños se quedaron sin libreto debido a que su única estrategia era apostar a la pelea de Cristina Fernández de Kirchner y el Presidente Alberto Fernández para debilitar al Frente de Todos e intentar un regreso al gobierno en 2023 gracias a la capitalización del voto bronca.
En Misiones, el equilibrio que ha conseguido la provincia, frente a este complejo escenario nacional le permite resistir con mucha altura y solidez los bombardeos demagógicos de una dirigencia de derecha que dejó al país sin presupuesto el presente año y promueve la idea de un Estado con baja carga impositiva y complaciente de los grandes grupos empresarios que manejan a gobiernos débiles e indulgentes.
En este último tiempo se observa con mayor frecuencia la apelación a un discurso vacío de contenido que choca con la realidad. Los recurrentes intentos de imponer adjetivaciones falaces como “Estado ausente” o “modelo agotado” se desintegran con las experiencias de la vida cotidiana de los misioneros. Pese a las crisis, el Gobierno Misionero siempre respondió a la problemática del pueblo, porque el Proyecto Misionerista no conoce de jefes extra provinciales ni de mandatos partidarios impartidos desde Buenos Aires.
El autor es Abogado. Diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Posgrado de Especialización en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político – CAEP (Colombia).
Twitter: @NicoMarchioriOK