Por Nicolás Marchiori
El anuncio de la fórmula de la Renovación que competirá en las próximas elecciones da cuenta del valor que reviste para el espacio político la conjunción de la experiencia con la fuerza de la juventud. El culto al orden impulsado desde su conducción crea una formidable atmósfera armónica que se traduce en el creciente interés de los ciudadanos de los más variados sectores de la sociedad por ser parte de un proyecto serio, previsible y transformador.
No hay dudas que la postpandemia y la reconfiguración del mundo actual han impactado en los liderazgos. Definir las características del nuevo liderazgo emergente de estos tiempos no es tarea fácil, pero podemos ensayar una aproximación: existe un rechazo contundente a aquellos detrás de los cuales se esconden propósitos mezquinos, estrategias exclusivamente partidistas, intereses personales por encima de los colectivos, y deseos de revancha. No puede ser creíble un liderazgo levantado sobre el personalismo y la mentira, la promesa fácil, el aprovechamiento fraudulento de las aspiraciones de la población sólo como materia para el discurso y la demagogia.
El nuevo liderazgo está marcado por la generosidad, el trabajo real y efectivo por el bien común, la interpretación cabal de las verdaderas aspiraciones e intereses de las personas, la predisposición y capacidad para proponer desde un sentido estratégico y prospectivo objetivos y metas, sumado a la competencia para expresarlas y materializarlas en planes y acciones concretas, tangibles y realizables.
Transitamos una era en donde la verdadera identificación con el líder sólo puede darse desde la convicción de su honestidad, su generosidad, su claridad frente a los asuntos que involucran los intereses de la ciudadanía, su capacidad para el diálogo, la convergencia para el diálogo y su aptitud para generar escenarios de certidumbre en tiempos donde el caos se ha transformado en un factor condicionante de la paz y la concordia social.
Nuestro país vive un clima de desánimo, de cansancio, desconfianza y desesperanza generalizada. Una de las razones principales que explica el estancamiento o pérdida del rumbo de una sociedad es, sin duda, la ausencia de un liderazgo auténtico que interprete a la gente, que proponga un proyecto y sobre todo entusiasme e invite a ser cada día mejores.
En su libro “La ciencia de la felicidad”, la doctora en Psicología Social Sonja Lyubomirsky da cuenta de que luego de años de estudio, la Psicología Positiva ha comprobado científicamente que ser generoso y estar dispuesto a compartir hace feliz a la gente. Y esto tiene su razón de ser: porque nos conecta con la posibilidad de generar valor para otros, de conectar con la gratitud, una emoción que también es frecuentemente vivenciada por personas felices. Estos tiempos demandan la figura del líder generoso.
Defender la identidad de nuestro pueblo
En la reunión de dirigentes renovadores en donde se conoció la fórmula que competirá por la gobernación por el espacio misionerista, el Ing. Carlos Rovira hizo un análisis muy minucioso de la realidad política nacional. Consideró que todos los partidos nacionales están inmersos en un caos, en donde el común denominador es la confrontación entre propios y extraños. Existe una carencia de proyectos y todo se reduce a discusiones en torno a candidaturas y cada vez con más intensidad. Algo realmente vergonzoso.
El conductor de la Renovación manifestó con contundencia que “defender lo nuestro empieza por la política y termina por la política” y catalogó al Gobernador Herrera Ahuad como un hidalgo defensor de los intereses de la provincia ante la Nación.
Misiones ha sabido reclamar lo que le corresponde con inteligencia, tranquilidad y espíritu perseverante, algo vital para superar las diferentes vicisitudes que se fueron presentando a lo largo del camino. En este sentido, Rovira expresó que “Misiones tiene un índice injusto, todos lo saben. No obstante, no nos quedamos en el reclamo, generamos condiciones propias, económicas y de política tributaria que sostienen e impulsan hacia adelante un Estado Provincial que es el más eficiente”. Aprovechó para dejar en claro que “estando de la media bien para abajo en nuestra presión tributaria, ya cayó la burda mentira de las aduanas internas, todo lo demás, los que se oponían porque se dieron cuenta que con un Estado eficiente, el pueblo acompaña y bueno, no ganan elecciones”.
El Presidente de la Cámara de Representantes destacó que Misiones es sustancialmente mejor que la Nación. Mejor administrador, no tiene deuda, inclusive, la provincia ha pagado una deuda heredada aún con el castigo de que los gobiernos anteriores, sobre todo los opositores que regalaron un punto y medio de coparticipación y ahora dicen que se asociaron para pedir.
Reconocimiento a una conducción sólida
A su turno, en la reunión de dirigentes del Frente Renovador, Oscar Herrera Ahuad consideró que “la conducción, el orden en la política, la respuesta hacia una línea que genera certezas y genera confianza es el modelo que se impone en una sociedad, no hay posibilidad que la sociedad empatice con alguien si no hay confianza. Y esa confianza se da en la política cuando hay una conducción sólida”. El gobernador misionero sostuvo, visiblemente emocionado, que los dirigentes renovadores tienen la bendición de la historia de haber nacido políticamente en ese espacio y con la conducción del Ing. Carlos Rovira, alguien que siempre tiene la palabra justa y da certezas respecto hacia dónde hay que ir.
Por su parte, Hugo Passalacqua sostuvo que la historia le tiene un lugar reservado a Carlos Rovira, a quien definió como un gran cuidador, además de hacedor de gobernadores. “Yo sé que a veces desde afuera de nuestro espacio, no se entienden ciertas cosas del sentimiento y no lealtad a Carlos Rovira, sino de fidelidad, que es otra cosa. La lealtad vos la podés comprar, la fidelidad es tener fe y todos los que estamos acá vinimos hace unos años por un tema de fe”, remarcó Passalacqua con gran claridad.
El conductor de la Renovación es un fiel ejemplo de liderazgo generoso, que motiva a los dirigentes renovadores a ser cada día mejores, a que cada uno de lo mejor de sí con el fin de contribuir al bienestar del pueblo misionero. En la concepción de Carlos Rovira, el soberano es el centro de todo y debe ser el principal y único beneficiario de la acción política. Es al soberano a quien se debe la dirigencia, el Pueblo es el mandante. El proyecto misionerista logra cada día más adeptos, son cada vez más los ciudadanos de diferentes sectores de la sociedad que quieren participar y ser parte para brindar su aporte y contribuir a una sociedad mejor, a un pueblo feliz.
Twitter: @NicoMarchioriOK